ESTADO SIN NACION

Prometí que este blog se escabulliría de cuestiones políticas y, especialmente, de la tabarra catalana. Pero como, parafraseando a Jaime, soy rastrero y desleal, me hallo en el portón de cuadrillas ajustándome el capote de paseo para afrontar el compromiso. 

Voy a tratar de realizar una reflexión alejado de cualquier tipo de trinchera y prejuicio ideológico. Como soy consciente que la polarización del asunto no se presta a equidistancias, es necesario un preludio, a modo de prospecto de botica que te acaban de recetar. 

Atrapado en el día de la marmota del proces, no terminaba de ahormarme. Cohabitaba en mi interior un alter ego nacionalista, al que da vergüenza ajena la chapuza típicamente hispana, mal que les pese, que ha perpetrado el independentismo en la escenificación de lo que sigo considerando una aspiración legítima. 

Aquello se agitaba en mi interior con el estupor que me bullía al ver la torpeza y el tancredismo con el que afrontaba el asunto un Gobierno del Estado, que, para colmo de males, escogia como mascaron de proa a un Zoido, que cada vez que hablaba, era capaz de avivar el carrusel del despropósito.

El adoctrinamiento hitleriano de los banderizos medios de comunicación acrecentaba aquel embrollo. Cuando les escuchaba recordaba el estribillo del “Telespañolito”, aquella ochentera canción de Sabina, que construida sobre los versos de Machado, venía a decir “Telespañolito, que ves la tele, te guarde Dios, uno de los dos canales ha de helarte el corazón”

Y por arte de magia, la entrevista en la contraportada de “El País”, a un alcalde independentista da con la clave. En ella, venía a decir que equivocaron la apuesta. Pensaban que con la fuerza de un pueblo doblegarían a la nación que les negaba sus ideas, y han terminado dandose de bruces con el armazon de un Estado. 

Es que un Estado, y toda su estructura ósea, no esta preparado para pasar en cuarenta y ocho horas de una Comunidad Autonoma a una República constituyente. Esa suerte de travestismo politico, no hay quien la logre por mucha la Ley de Desconexión que alumbre o del músculo de la voluntad popular del que se haga gala en la explanada del Parlament.

A partir de ahí, todo me empieza a encajar. Siempre he pensado que España carecía de un sentimiento nacional arraigado por todo el territorio. Existen concomitancias idiomáticas, culturales, afectivas, una raigambre de muchos años de historia común, pero no una concepción nacional como la que puede existir en otros países vecinos, como pueden ser Francia o Italia. 

Pero existía un Estado asentado, mas por sus años a cuestas que por otra cosa. Y lo que verdaderamente sujeta es el corse de la pertenencia administrativa al mismo. Aun siendo un Estado sin Nación, eso lo explica todo. Por lo menos a mi.







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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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