El Descatalogado

El Descatalogado.com nace por la necesidad de encontrar un escondite vital. Después de sentirme orillado, como un trasto viejo, en esta edulcorada sociedad de nuestros días. Esa misma que se enseñorea en el postureo y lo políticamente correcto, en la que lo importarse es parecer y no ser, impostar y no actuar. Y por supuesto, no decidir, no vaya a ser que me confunda, y se me vean las costuras.

Supone la plasmación de mi último átomo de rebeldía. Eso sí, proclamado cobardemente desde la catacumba de la red, en la que me resguardo para elevar la voz contra el “tancredismo” vital que nos asola. Metáfora ésta que me hace recordar a mi padre que calificaba como “Don Tancredo” a aquellos porteros que hacían la estatua en el viejo San Mames hasta que terminamos renunciando a nuestro carnet de socios del Athetic cuando ya atisbábamos lo insoportable que se iba a convertir el futbol moderno.

Confieso que lo que busco es un lugar en donde poder escribir de aquello que me gusta sin tener que justificarme. Aquel inquieto buceador que llegue hasta esta página se topará con contenidos tan variopintos que van desde las recomendaciones de novela negra nacional, de restaurantes en los que aún es posible comer “de cuchara”, referencias al noble arte del boxeo, reflexiones taurinas, especialmente durante las corridas generales de Bilbao, información sobre la evolución futbolera de la S.D. Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien me demuestre lo contrario, pequeñas gotas de vasquismo no excluyente. También recurriré a fragmentos de música española de los ochenta, tan facilona como fundamental en aquellos años de imparable adolescencia en los que nada podía pararte.

Y prometo rescatar ajadas imágenes que marcaron aquella infancia en la que, por lo menos en mi casa, sólo había dos canales y en la UHF siempre salía un señor de barbas que fumaba en pipa y que mucho tiempo después alguien me contó era el padre de Gonzalo Miró. Como anticipo de las tres primeras, prometo la portada del grandísimo libro del púgil Dum Dum Pacheco titulado “Mear Sangre”, la foto del debut del bigotudo Mike Philips con el Licor 43 y una instantánea de la patada que le propinó al trencilla Japón Sevilla el gladiador “Puncho”, vestido con la cuatribarrada del Sant Andreu después de fumarse un penalti a Ramón Calderé en el Ángel Carro durante un play off de ascenso a segunda.

También deslizaré reflexiones sobre una de las lacras de nuestros tiempos, la impericia de los padres de este siglo, entre los que me incluyo, que, a pesar de echar infinitamente más horas que las que invirtieron en nosotros aun en blanco y negro, vamos camino de dejar como legado una juventud acomodada e imberbe, sin un átomo de resiliencia.

En definitiva, trataré de hablar de aquello que me dé la gana, que para eso pago el dominio. Pero que nadie espere encontrarse corrección, autocomplacencia o sesudas reflexiones. Prometo claridad y estilo directo. En corto y por derecho.

Espero haber conseguido el objetivo de este prefacio. Si con todas las pruebas que te he puesto en el camino no has huido despavorido y has llegado hasta este final sin perder tu interés es que eres de los míos. De los descatalogados. A partir de aquí, estoy seguro de que nos vamos a divertir.