CHINATAOWN

A modo de expiación, más que nada para ahorrarme el sicólogo, voy a derramar mis experiencias en tiendas de chinos.

Vaya por delante que las detesto tanto que, invariablemente, una de mis promesas al inicio de cada año, es no volver a entrar en una. El pragmatismo arrolla el compromiso para antes de Reyes.

De los dos tipos de tiendas que existen (Chinatowns las califica mi bendita madre sin acordarse de Nickolson), frecuento la de alimentación. El bazar me supera, ya que soy incapaz de deglutir esos hangares con pasillos intermimables de estación de metro, repletos de objetos tan variados como inservibles a mis ojos de urbanita simple.

Los Chinatowns de alimentación son, en si mismos. una arcada, de las que deja reflujo. Los atiende una familia, de esas de las cartas de famolas,  (parece que los chinos no se separan), que se concentran detrás del mostrador.

Siempre tienen dos pantallas. La del móvil, en la que están viendo películas con chinos dándose guantadas (ellos) o dibujos animados de animación (los miniellos) y otra con grabaciones del interior de la tienda. Esta última, dividida en cuatro, en blanco y negro con la hora impresa en grafía de spectrum ochentero, trata de evitar que nadie despiste un bote de guisantes o un salteado de setas congelado.

Nada más entrar, rumias por alcanzar la salida. Primero, porque suelen ser de estética puerca y macilienta y las estanterías las han sacado del osario donde descansan las fosas comunes en El Valle de los Caídos. La zona de verduras frescas (tiene cojones) te sube de golpe el reflujo intestinal. El verde del puerro lleva incrustado a las cajas desde que el tatarabuelo del tendero se apostará en el ejército popular de liberación  y ha creado un ecosistema de protozoos donde hay hasta guarderías.

Y después, porque, así como en los hoteles o lupanares, tienen aroma propio. de esos especialmente fabricados en perfumerías para activar el disfrute, en nuestras tiendas pasa lo mismo pero con efectos astringentes. Vamos, que las partículas del aire (emanadas del ecosistema de los puerros y del bocata que se está atizando el minichino que visiona los dibus), te estrangula la respiración,con la misma escasez de oxígeno de los bunkers del Reichstag.

Tampoco son lo que se dice unos maniáticos del orden, cajas tiradas o mantenidas como embalajes por pura pereza de sacar el producto. Y puede que inventarán la pólvora y la brújula, pero la logística no la bordan. Al lado del Colgate ponen el bechamel, y junto a este el Limpiametales Netol.

El momento álgido de la visita es aquel en el que, cautivo y desarmado, preguntas si tienen un producto que llevas media hora buscando. Siempre a ellas, porque a poco que lo frecuentes sabes que encarnan el gen espabilado, y que son las que mejor conjugan en castellano. Siempre te contestan con lo mismo que tú preguntas seguido del afirmativo. Por ejemplo, tienes yogur? Yogur, si. Da igual que lo tengan o no. Creo que es por no desairarte o porque es una civilización aversa al conflicto.

Mi postrer venganza, infantil y ridícula, es que siempre les pido ticket. Por deformación, pienso estupidamente que son defraudadores en potencia. Pero, trato de devolverles al menos una parte infinitesimal del quinario que he pasado dentro. Legítima defensa.

Nunca he entendido ese juego verbal por el que los lugareños dicen, “he comprado en los chinos“. Ni el masculino, (eso sí que es afrenta al lenguaje inclusivo), ni el plural, como si estuvieran todas las huestes de Xi Shinping tras el mostrador.

En aquello en lo que me orienté rápidamente es en por qúé, en el nunca suficientemente ponderado mundo taurino. llamaban el pase del Celeste Imperio, a un recibo de muleta perfilero del que el toro salía corrido. La jujana consistía en que se engañaba al espectador como a un chino.

Eran otros tiempos. Ahora, ellos nos engañan a a nosotros con los puerros.

Etiquetas
Compartir
Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
Posts relacionados
A SANDOVAL
MIGA DE PAN
ASUETO