MOVIOLA

Ni un guionista de thrillers de suspense lo hubiera planeado mejor. Es legar el 7 de enero, San Raimundo de Peñafort, patrón de abogados y otros especímenes de moral distraída, y que se borren de un plumazo el rojo de los fastos navideños. Los cambias por un tiempo propio del decorado de La Sociedad de la Nieve de Bayona (buen producto pero la fui a ver con Chica9 y llegamos a casa con la moral a ras del sótano 4) que te acerca a una negrura ambiental del estilo de las de noche sin luna.

Antes se utilizaban eufemismos como el de la cuesta de enero, que por lo menos te embadurnaba de vaselina para lo que se te venia encima, pero lo que es ahora, chapoteas en la realidad sin cloroformo. Te esperan tres meses sin ningún festivo que echarte al coleto salvo que residas en localidad que celebre San Sebastian. El pañuelo verde del toro al corral llegará con la de la semana santa, que este año, por aquello de la primera luna llena tras el equincio de primavera, toca pronto. Bendito Concilio de Nicea y la necesidad de distinguir nuestra pascua con la judía.

Pero ya se sabe que quien sabe esperar el cobro de una deuda sabe aumentar también los intereses. Así que, como buenos gregarios, aguardaremos impávidos, con la simplicidad de un anélido, el momento en el que el cochecillo de la montaña rusa tome trayectoria descendente y nos permita volver a tomar velocidad en aquello que mejor sabemos hacer. Esconder la realidad en un nuevo viaje que nos opaque las miserias de la liturgia de cada día.

Cuando parece que todo el mundo se aplica fervorosamente a que pase el tiempo lo mas rápido posible currando como un minero y penando los excesos de la navidad con un severo ramadán, me ha dado por tirar de Moviola. Muchos no sabrán lo que significaba esta palabra que en mi mundo tenía dos acepciones, La primera era un sistema que se utilizaba en el Estudio Estadio que repetía la proyección de una secuencia con el fin de comprobar si existía o no penalty y que en aquel momento fue una invención de un calado cercano al del Cine Exin. La segunda y, por supuesto más relevante es el nombre que se puso a un par de banderillas en el que Vicente Ruiz El Soro trotaba marcha atrás.

La moviola me dice que la vida es ir perdiendo ilusión al mismo tiempo en el que vas perdiendo juego en partes del cuerpo que el tiempo pudre. La pérdida de ilusión se manifiesta en la fuga de capacidades que intentamos suplir con recursos vicarios: un xilófono cuando eres incapaz de dominar un piano de cola; sexo cuando te han mutilado para el amor; consumo frenético cuando ya no hay ninguna esperanza de felicidad; diversión y cultura cuando ya no se puede creer en Dios.

Y me percato de que el verdadero motor de la vida es tener un fondo de ilusión.

Por mucho que este en la reserva que, al menos, te quede algo.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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