FAMILIA

Crecí en una estructura familiar típicamente vasca. Esa en la que se hablaba poco, pero por la vereda del sobrentendido, te marcaban los valores a fuego lento. Herradero familiar.

No eran relaciones abrasivas, ni propicias al sobe excesivo. Ahora bien, con sus propias liturgias. La comida del domingo o aquel arracimarse ante una TV en Technicolor que acaba de llegar. Con varias estaciones, pero dos inevitables, el Un, Dos , Tres de los viernes y aquel Estudio, Estadio de los domingos, en los que nunca podían asegurarte que llegarán las imágenes del partido del Insular.

Hay otra forma de describir aquel vínculo. Por aquello que no hacías. Lo más relevante es que nadie decía al de al lado que le quería. Craso error que procedía probablemente de fabrica. A un aita educado en el Tardofranquismo no le programaron para la confesión del sentimiento. Los hombres bizarros jamás lloran les decían, es de mariquitas.

En cambio, no se practicaban credos que ahora, increíblemente, son habituales. Voy con la disección:

- Deporte. Hay familias que corren juntos. Contrastan el aita contrahecho cargando espaldas con una imagen deleznable e hija con esa  lozanía corporal que dan los veinte años. En la familia vasca de verdad, a lo sumo conseguías el jueves de un año bisiesto tu aita te tirase dos penalties (y si había bebido en la comida incluso tu a él). Dice Chica9 que jugaba con su aita partidos en el pasillo, de lo que no se conocen testigos vivos.

- Nocturneo: En los pueblos el territorio estaba perfectamente definido. Tus aitas salían, en fiestas patronales exclusivamente, por una calle y la chavalería por otra. Ahora, se encuentran a las cuatro de la mañana en una txozna. Se me hace tan inteligible como el misterio de las Redes de Kirchhooff.

- Confesiones Amorosas: Han pasado de ser el misterio del Santo Sepulcro, a que el novio de la pequeña ponga el camping en su habitación y se duche en el baño de tu cuarto.  Y lo malo es que la rotación de novios y novias te hace pensar a veces cuando te cruzas en el pasillo, ¿y cómo se llamaba este?

- Transporte: Las expediciones deportivas o culturales en las que mi aita tuvo a  bien transportarme se limitaban a un día en el que coincidió que jugábamos en Arrigorriaga donde conocía un monte donde podia recoger setas.  Ahora, en cuanto tras hijos cumplen la decena, te regalan un Olentzero una gorra de plato de chofer que te impone, como azote infernal, una disponibilidad plena para acercar y retornar a su morada a tus vástagos. Se conocen ejemplares de padres que, bajo el síndrome de Estocolmo, han ido a un concierto de Quevedo, en el que su hija no le ha dejado estar a su lado.

Como buen contraste, he elegido una foto de Chicho Sibilio y el Lagarto De La Cruz en sus primeros tiempos en Barcelona. En atención a que, como dominicanos expatriados por los rigores del deportista, no tuvieron familia ni valores. Eso que ganaron?


Etiquetas
Compartir
Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
Posts relacionados
EL NIÑO GORDO
AFICHE
TAPIOCA