TRÁMITES

Vivimos escalfados por los trámites, por mucho de que Chica9 huya escaldada de todo lo que huela a ellos. Los trámites, qué duda cabe, juegan un papel importante en esta vida moderna. En la que el Vuelva Usted mañana de Larra ha sido sustituido por el sms con la clave alfanumérica de confirmación que nunca termina de entrar en tu movil cuando realmente lo necesitas.

En esta etapa prenavideña, cuando el mundo se acelera hasta girar enloquecido y los fotogramas se proyectan a quemarropa, como fuego disparado a metralla, el futuro se te presenta cada mañana como un pajarito preñado de trámites, que de gordo no vuela.

Así, que me resguardo en ese cuartel de invierno que es para mi Urdaibai. Es mi vuelta a los chiqueros, esa cobarde respuesta con la que afronto las calles atestadas, las colas en los garajes, los bocinazos, los destellos de luces navideñas parpadeantes, y sobre todo el ruido, demasiado ruido, de ese que altera los sentidos.

Siempre he pensado que la soledad rural de la que provengo resulta amenazadora cuando no es apacible, pero es cloroformo relajante cuando la agitación social te tira de los puntos y reabre tus cicatrices vitales. Exactamente, tal y como me ha ocurrido esta semana donde el trámite me ha vencido por abrasión.

Lo bueno de volver al poblado es que lo que fuera es complejo aquí es un mundo binario de unos y ceros. No hay grises y todo es sencillo. La gente supura normalidad y no esa pretensión de mundo perfecto e impostado que se gasta en lo urbano.

Existen imperfecciones, y no hay nada mas real de lo imperfecto. Aun existen gafotas, que ni siquiera se plantean operarse la miopía con laser, y gordos sentados plácidamente en un banco o una terraza. Sin prisa, sintiéndose tan felices como si estuvieran tumbados sobre una plancha de corcho, lento y pacífico, con esa innata cualidad de los gordos para sentirse cómodos en cualquier lugar.

El súbdito rural mira con ironía los caprichos de la gente de ciudad, no da importancia estética al vestir y, aunque no hayan ido a la Universidad, han aprendido a hacer declaraciones de renta siempre a su favor. Puede que uno no se dé cuenta de la gente que te quiere, pero, dentro del poblado, es imposible no advertir a la gente que te odia. El vecino no se guarda su despreció y te taladra con la mirada.

Pero hasta eso es autentico en un pueblo de diecisiete mil habitantes en donde todos nos conocemos, nos hemos tratado y advertido sobradamente las goteras propias y ajenas.

Ya se sabe que el amor es, sobretodo, una síntesis de contrarios en donde la normalidad alterna sin violencia con la anomalía. Y aquí todo es amor, pero ocurre como con el colesterol, que hay bueno y malo, todo depende del tipo del que te toque.

Para mí es un neopreno que me aísla de lo intrascendente. Con Chica9 en el reverso,

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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