AVON (LLAMA A SU PUERTA)

Si no espero a nadie no contestó las llamadas del portero automático. Ni las de timbre. Tengo probado que suelen traer problemas (repartidores, el fontanero o simplemente, un plasta). Pero hablando ayer con Chica9, me di cuenta que hubo un día en el que el timbre de la puerta tenia movimiento.

Vendedores de enciclopedias, el del Círculo de Lectores, el butanero, el del seguro de los muertos, eran habituales de aquello de picar el timbre (como decía en catalá mi añorado lagun). Pero en esta recolección de personajes callejeros falta mi preferido, la señora del Avon llama a tu puerta.

Se trataba de una señora super arreglada, normalmente con melena y pose aleonada (el look retro Maria Jimenez que entonces impactaba mucho en el varón). Aparecía enjoyada, con pestazo a colonia, escote burbujeante e hipermaquillada de Avón, que se presentaba como una deidad icónica ante la ama de casa que le abría embutida con batamanta o rulos en la cabeza. Cimentar la venta en la necesidad que veías tatuada en carne ajena mostrándote ante ella como lo que siempre había querido ser y no fue, abriendo ante sus ojos la puerta frontal del paraíso a modo de cofre de los cosméticos.

Se trataba de aprovechar la debilidad de la presa, haciendo ver a cenicienta que podia convertirse en princesa. De que su marido volvería a fijarse en ella, por mucho que llevara desde el día en que Unamuno fue desterrado a Fuerteventura sin decirle con la mirada mucho más de esta preparada la cena. Eran tiempos de Soberano es cosa de hombres, y de coronación con pantuflas al descanso del guerrero.

Tal y como le habían enseñado a la vendedora en aquellos cursos de formación, esos que eran impartidos en un hotel para marujas que pugnaban por meter la cabeza en el mundo laboral del que capitularon a su matrimonio, había que resultar contundente. Parlamentar desde una especie de altar, como los de las iglesias evangelistas, hablar con voz hipnotizante envolviendo en la palabra y detectando la brisa de la necesidad para saltar sobre la presa.

Tiempos en los que la cultura llegaba a casa de la mano del comercial del Círculo de Lectores, que aparecía en traje para dar betún a la puesta en escena, el butano de la mano del butanero en mono apretadocon cinturón de cuero y la de Avon, mostrando a la clienta en lo que se convertiría después de aplicarse en piel propia el deseado muestrario de cremas .

Avión fue el destape del negocio estético. Y hoy en día no lo saben ni ellos

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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