AFILIARSE

Toca afiliarse. El ministro Illa (no confundir con Albert, base del Grupo IFA Español de mis tiempos de caní), nos recomienda el enhebrar nuestro ocio dentro de una burbuja social que se llama algo así como Grupo de Convivencia Especial (GCE).

El asunto tiene su calado, porque en el mundo de los humanos ocurre como con las baldas de un supermercado Dya, que hay de todo pero no todo es ni decoroso ni apetitoso. Tenemos ejemplares que no reúnen diez bípedos que quieran socializar con ellos ni clonando la agenda del móvil. A otros, que son más animales de calle, tendrían hasta equipo reserva.

Y luego está el riesgo que tiene el asunto de la elección de congéneres. Porque, mira el chasco que te llevas si escoges para el GCE a un tipo que, hasta entonces pensabas que se jugaría la vida por ti en las cruzadas, al estilo de Ivanhoe, y te suelta que es grupi de otro. Saltan los cimientos de una amistad eterna por la gracia del Covid.

Como dice Chica9, todos las disfunciones adultas llevan atado un trauma infantil, y, en mi caso, y en el de muchos de los que lean esto, todavía penarán la sensación de apestado que se te quedaba prendida en el cuerpo en la formación de equipos en tu cole. Los dos gallos de la clase iban eligiendo jugadores por riguroso turno, y tu seguridad iba menguando al mismo ritmo en el que el grupo iba perdiendo componentes, recordándole tu condición de piltrafilla futbolera.

Por lo menos, esto de socializar en manada fija nos coge mayores y con el depósito de traumas a rebosar y sin que quepa otro, pero, en la sociedad adulta, hay preguntas que no merece la pena correr el riesgo de que te respondan.

Casi prefería el confinamiento, donde se acordaban de ti tipos a los que un cuarto de hora antes pensabas amortizados en las catacumbas de tu memoria, y el ambiente rezaba un buenrollismo general en donde todo sonaba armonioso, los aplausos a su hora, tu familia haciendo zumba en el salón, el pelma del vecino creyéndose un motivador de elefantes sacando a la ventana los baffles para atizarte con el Resistiré.

Lo que parece olvidar el ministro, pero, sólo recordando su clarividencia como director de juego, seguro que tendrá claro el base españolista, es que los latinos somos carne social, (sobre todo cuando el clima lo permite), y que no hay virus que nos meta en casa rodeados de cuñados. Ni hay Gobierno  capaz de esposar al lado de la Lumbre paterna, pase lo que pase, a una recua de jóvenes hormonando por la influencia del calor y la visión de piel bronceada.

Al tiempo.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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