DOS BOABDILES, UN MADDELMAN Y LOS TRES MILLONES

Si algo queda claro tras esta lluviosa noche es que Sánchez yerró la apuesta. La arriesgada decisión de volver a tirar los dados electorales se le vuelve en contra.

Le han salido los ojos de serpiente en la tirada. Los dos unos. La jugada maldita para los burleros profesionales. Desmovilización de la izquierda, disgregación en varias marcas y espaldarazo a una ultraderecha que hace sólo cinco años eran no muchos más que la cuadrilla de vinos de Ynestrillas.

Resultado, un tablero diabólico ingobernable si no surge un San Pablo que se caiga del caballo.  Que no se le intuye.

Particularizando. Veo a tres grandes perjudicados de la noche y dos triunfadores. Los que pierden son el teclista de Malu que va a ser amortizado para darle empleo a Rivera. El banquero que le ha dado el hipotecario a Iglesias para su chalet que estará estudiando la legislación de ejecución hipotecaria para agilizar desahucio y el impresor de los carteles electorales de Sánchez que rezaban ahora si que pensara y ahora si quien me paga a mi.

En el otro lado, en el de los que brindan, el chino que tiene la tienda frente a la sede de Vox que se está hinchando de vender banderitas rojigualdas de pega y el barbero de casado que va a poner de moda el look casual metrosexual entre las huestes derechosas.

Como resumen me quedan en la retina dos boabdiles, un maddelman que jugó a estratega político y una reflexión final. Los boabdiles, son Pablo Iglesias y Rivera, que terminarán llorando por haber perdido sus respectivas oportunidades de tener a España agarrada de los testículos entrando en un gobierno que les hubiese permitido perpetuarse en la política patria y llenar los bolsillos de sus cuadros. Para terminar cantando el bolero que decia lo que pudo haber sido y no fue.

El Maddelman se lo enjareto a Sánchez, que un día se creyó que con referencias vacías al consenso, y alimentando el papanatismo más rampante, iba a arrasar sólo por guapo z por esquivar charcos. Cuando ha terminado dejándose un millón de votos en la repeticion.

Y la reflexión final que como me resisto a pensar que en España hay tres millones de levantiscos fascistoides prefiero pensar que la gente está hasta los cojones y por eso vota a los de Vox. Que son impresentables pero por lo menos la gente les entiende cuando hablan.

Como brindis final, es un país en el que cada vez las fuerzas de extrarradio tienen más fuerza.  Alguien se preguntará aun porque. Que se lo sigan preguntando.