CÍRCULO DE LECTORES (QUE YA NO TOCARÁ A TU PUERTA)

Otra reliquia que cae en acto de servicio arrostrada por el progreso. El círculo de lectores deja de aporrear tu timbre cuando un martes la divina providencia te permite echarte la siesta.

Cuenta una nota de prensa que mediante el consabido burofax, que se ha convertido en el mensajero portador de desgracias de la modernidad, se han cepillado a su red comercial. Y la misma nota dice que eso no supone el cierre, sino que explotarán el negocio por vías no convencionales. Eufemismo que, al fin y a la postre, no se que cojones querrá decir porque prescindir de la red comercial para el Círculo  de Lectores es como que a un fisioterapeuta le amputen los brazos.

Para lectores de juventud insultante o quienes olvidan con facilidad, hay que contar que, fue durante mucho tiempo una especie de “Avon llama a su puerta”, pero en formato cultura. Así, cuando no podías encontrar en tu librería de pueblo más allá de la Historia Sagrada, Los Hollister, las pláticas amatorias de Corin Tellado, o las de vaqueros de Estefania, te  llevaba hasta tu casa loa Best Seller (o ultimas sensaciones en lengua vernácula).

Su estructura comercial estaba formada por agentes «no profesionales», en roman paladino tipos y tipas pluriempleados predecesores de los riders de Deliveroo. Con corbata de saldo en camisa de manga corta (ellos) y con traje oscuro dos piezas y camisa de tonos claros (ellas) visitaban los hogares con catálogo en ristre. El cliente les hacía el pedido y una semana después se lo llevaban a casa y les realizaban el pago de la compra.

Su palanca de ventas estaba en explotar las debilidades del carácter latino. Esto me ayudará a leer, pensabas, y te “hacias” del Circulo preñado de ilusión. Pero, como existía un número de compras mínimas, le perdías la fe, y cuando tenías calzadas todas las mesas y camas con los best sellers, cambiabas de estrategia. Esquinazo al vendedor y oídos sordos al timbre hasta que se cansase..

Lo malo era que, aquel trabajo endurecía el carácter, ennegrecía la piel y les hacia aguantar como Negrin. Hasta que un día, tras comprobar que eran inasequibles al desaliento, y no se achantaría dabas la cara y cortabas la suscripción invocando un traslado laboral a la zona sur de Chafarinas. 

Veías reflejado en su entrecejo la tristeza por una nueva deserción mientras te miraban con ojos de cordero degollado. Pero es que era un duelo a muerte. Ellos o tu.

En su haber, hay que reconocerles que llevaron la cultura hasta el entorno rural, a cuyas puertas solo llegaban los del Círculo y otros stajanovistas de la puerta fría como eran los Testigos de Jehova. Con una puntualidad germánica decías, ahí están los del círculo de lectores. 

Eran otros tiempos en los que existían los viajantes, el mercadillo acampaba en la plaza todos los martes o los viernes de la cuaresma se preparaba en los fogones el potaje de vigilia.

La sangria de las deserciones no paró y, según han confesado, solo les quedaban suscriptores  recabados  en el  caladero de los analfabetos tecnologícos y los románticos del papel. Más menos los mismos que siguen haciendo la declaración de la renta a lápiz y papel y los que escriben las cruces de la quiniela a boli bic. Otros descatalogados.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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