SCRIPTA MANENT

Leyendo la última entrega de novela negra del extraordinario Petros Markaris, lo recomiendo al que quiera entender la idiosincracia del pueblo griego y su espíritu de superación durante la última crisis, me he topado con una reflexión que me ha alcanzado de pleno. Internet se ha convertido en el lugar de encuentro de los solitarios.

Tomando los vuelos de ese capote he pensado que, hace unos años, aquel que no tenia bola que rascar se iba al parque, se sentaba en un banco a esperar que llegase alguien a su lado a darle algo de conversación. O iba a un bar a charlar con el camarero, con el de la mesa de al lado e, incluso, podía escudriñar quien estaba tan solo como él. En casos de extrema desesperación te podías apuntar a una agencia matrimonial, al coro de tu pueblo o a clases de gimnasia sueca. Aunque fuese para compartir miserias. Era la manera que se había impuesto para combatir la soledad.

Hoy en día no hace falta sentarte en el banco, pagar un café o buscar tu cobijo entre semejantes. Basta con aprovechar la oferta más pimpante de las operadoras para allegar Wifi de alta velocidad. Te sientas en el ordenador y, a golpe de teclado, te sumerges en el mundo de Facebook Twitter e Instagram y te embarcas en el mundo virtual, a la caza de likes, en el que todo es supuesto. Puedes ser tu mismo, cambiar de sexo de ideología o multiplicarte por esporas tan solo creando una sucesión de nicks. Y lo mismo puede hacer el de enfrente.

Acudiendo al siempre sabio refranero español, si la cara es el espejo del alma, te sitúas ante un cristal tintado detrás de los que hipotéticamente se esconde un montón de amigos que no te muestran el rostro. Suples esa carencia tirando de imaginación y, ya se sabe que la necesidad colorea los agujeros negros con la gama que mejor cuadre al pintor.

Hay además otra diferencia. La comunicación. En el coro, el banco o el bar es oral, en internet en cambio escrita. Y desde que enterraron a Zafra, ese día en que tanto llovió, se sabe que el texto escrito ejerce mucha más influencia en la psiquis ajena que la palabra oral.

El adagio verba.volantscripta manent, o lo hablado vuela, lo escrito queda, esta hecho para internet. A diferencia de una conversación de la que, a poco que pase el tiempo, te cuesta recordar lo que exactamente nos dijo el de enfrente o sus tonos o matices, la búsqueda literal del mensaje en internet se garantiza a golpe de click y retroceso.

Así, la habilidad en la escritura unida a un cierto nivel de educación, que se requiere para sumergirse en las nuevas herramientas de comunicación con ánimo de pernada, te garantiza un poder de influencia reservado antaño para el poseedor de ese valor indescriptible que es el carisma.

Y a cuanto más soledad, y más necesidad de afecto, más dependencia puedes generar en el solitario de turno. Por eso son campos sembrados para visionarios religiosos, amorosos o abonados del Puerta Bonita, con vocación de inocular su virus en sangre ajena.

De ahí que me haya impuesto un apagón tecnológico. Por si acaso.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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