ASUETO

La vida labora actual viene marcada por la campana de las RRSS. Antiguamente, las campanas eran cosa seria. Bien tocaban a muerto en los funerales de los pueblos o era el sonido postrer del boxeador que buscaba en la lona la habitación de sus sueños.

Ahora, la campana suena en el you tube cuando cuelgan un video de un canal en el que estas suscrito o atronado en tu movil de madrugada cuando recibes el recordatorio del dos por uno en las monturas de gafas de General Óptica.

Son pocos los días en los que puedes ser inmensamente feliz, esos de asueto en los que, dedicándote a asuntos jurídicos, no te suena la campana, porque hasta El Corte Inglés decide que no es momento para no importunarte con sus rebajas.

Vamos con el podio de los cinco días de asueto:

1) El día de Viernes Santo. Es algo insuperable. Como el asunto de las procesiones no está demasiado digitalizado y la banda anda perdida en expediciones vacacionales (da igual buscando sus orígenes en el pueblo que una tumbona para multiplicarse por cero) nadie osa interrumpir tus ronquidos. Ni te escriben, ni te llaman, ni el vulgo se acuerda de ti ni corren plazos administrativos.

2) El día 25 de Diciembre. En la víspera has tenido que soportar la turrada del whatsapp con las felicitaciones y los memes de los camellos beodos. Pero a diferencia del 1 de enero donde aun quedan los rescoldos humeantes del feliz año nuevo, la Navidad puedes utilizarla para echarte una siesta eterna sin miedo a que te llegue un mensaje a termino del procurador,

3) El 15 de agosto. Representa la trinchera del verano real. Ese propio de los países mediterráneos en los que, tal y como ocurre con el Ferragosto italiano, se aburren hasta las moscas, Día de verbena, de sacar a la virgen de paseo o de viajes interminables por carretera buscando la ida o la vuelta de la realidad. Todo menos escribir un e mail.

4) El día de Reyes. La Epifanía provoca en el vulgo un amodorramiento provocado por la ingesta masiva de roscón que provoca una ladrillada en el esófago y por el bajón sicológico provocado por saberse en la víspera de dejar de tocarse el nardo tras las vacaciones de navidad. Si de algo no tiene ganas la gente es de compartir su desdicha por via telemática.

5) El viernes de la cena de navidad del trabajo a partir de las 14:00. Otra delicia para los sentidos. Si esquivas las tres o cuatro calle donde discurre el copódromo en donde se perfuman las hordas laborales, te garantizas que nadie majaderea el inicio de tu fin de semana. Así, que lo puedes dedicar a leer la obras completas de Marcial Lafuente.

Sólo aspiro en mi vida a no contarlos con los dedos de una mano sino a coleccionarlos con codicia.

Bueno, y a no salir jamás en La Mirilla.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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