LOS CARTELES

La presentación de los carteles de nuestras Corridas Generales constituían un primer chute de ilusión para los aficionados de la Villa. Una gatera de salida a nuestra rutina. Un entremés del banquete que nos íbamos a atizar la tercera semana de agosto. Aquella en la que los toros llegaban a Bilbao. La mejor semana del año. O al menos, la más disfrutada.

Puede que sea por la edad, el desencantamiento, (circunstancias únicamente imputables al menda), o, simplemente se deba a la atonía mental que atrapa hace ya demasiado tiempo al orbe taurino, pero si tengo que escoger dos conceptos para definir aquello que sentí este viernes al conocer las combinaciones, serían gélidez y anquilosamiento.

Para demostrar esto último, he tomado al azar un cartel de las corridas generales celebradas en los últimos veinte años del anaquel de mi txoko taurino presidido por el inefable Califate. El de 2008. Y he realizado una comparación, diez años después, con la recién presentada. Mis conclusiones, sin incidir en las ganaderías que anticipo es lo que mas me motiva si por los chiqueros termina saliendo  el Toro de Bilbao, son las siguientes:

A) De los veinticuatro puestos para matadores de “a pie”, once estaban ocupados por los mismos toreros que este año (considerando dobletes de Ponce y El Juli) y sin tener en cuenta que en 2008 se acartelaron media docena de matadores ya retirados.

B) Mismas ausencias: Talavante y Ventura, y las mismas excusas de la clerigalla gestora.

C) La estructura de la semana no ha cambiado un ápice. Concentración de figuras en los carteles de la mitad de semana, acompañados de alguien que no moleste demasiado (antes y ahora Padilla, y hoy Urdiales). No se propicia la competencia con nuevos coletas, por ejemplo Gines Marin. La excepción es un Roca Rey al que, alertados por su imparable brío, los consagrados han ofrecido capitular. En interés de todos, menos del aficionado.

D) Inicio y cierre con ganaderías mal denominadas toristas. Si antaño Victorino de cierre, este año de apertura. Mal lo debe de estar pasando el hijo del de Galapagar para aceptar en, un feudo en el que acumula legión de seguidores, el rol de primera rebanada del Pan Bimbo.

E) Carteles que, una década después, son un calco. Para muestra un botón, Padilla, El Juli, Perera (2008), Padilla, El Juli, Manzanares (2018).

G) Primeros carteles muy poco rematados. En 2008 el del primer domingo (nuestro Fandiño, Q.D.G. el día en que se tiró a matar sin engaño, Bolívar, Barrera) y en 2018 los dos primeros (Victorinada con Escribano, Fortes y Alvaro Lorenzo y la de Torrestrella, que abriera en 2008, y que hoy acartela a Roman, que ha penado la isidrada, Gonzalo Caballero, Luis David Adame). En los tiempos de hierro antitaurino en los que estamos, varados no se antoja un logro mediático el poner un bandeja unos tendidos semi vacíos.

H) Sinsentido del último domingo. Teniendo en cuenta la escasa asistencia que suelen presentar los tendidos, con los aficionados foráneos volviendo a sus lugares de origen, y muchos de los locales concienciándose para la vuelta a la rutina, siempre me he declarado partidario de suprimir este festejo. La pobreza de ambos carteles, aún separados por casi una década, no me hace cambiar de criterio.

I) Carencia de originalidad o disruptividad. Considero que los mismos carteles, ganarían bastante, con un par de gotas de rupturismo. Un mano a mano de dos toreros enfrentados, un desafío de ganaderias, un concurso de ganaderias, por poner un ejemplo hubieran servido como contrapunto del tono plúmbeo y reiterativo con el que se nos presentan las combinaciones.

A la vista de las alabanzas que, a lo rematado de los carteles, se lanzan desde las trincheras donde se alistan los corifeos, solo puedo hacer acto de contrición. Que para eso me avalan diez años de educación cristiana en Gernika y una licenciatura mecido en los brazos jesuitas de Deusto. Como penitencia presento como atenuante que me ha atrapado el descreimiento en materia taurina. Que se le va a hacer.

Como aviso a navegantes, señalar que no consideraria justo el cargar  a la Junta Administrativa con el baldón de la situación. El contexto actual tiene mucho de exógeno, cambio de sociedad, abulia del aficionado, poca renovación del escalafon, inmovilismo del espectáculo taurino, nuevo modelo de los espectáculos de masas, fidelizacion del consumidor en el laberinto de las redes sociales. Demasiados vectores para ser manejados por una institución surgida hace dos siglos del bilbainismo rampante. Veremos si, tras el cacareado concurso, el nuevo adjudicatario comprende mejor la simbiosis entre fiesta taurina y Bilbao del Siglo XXI. 

Fio la resurrección de mi ilusión taurina al gen disfrutador del que siempre he hecho gala, y a una ingenuidad que me ha hecho recorrer 800 kilómetros en un día para ir ver a Frascuelo a Las Ventas, o apuntarme recientemente a la semana torista de Madrid. Donde, además de mi cla castiza, me vi rodeado de hordas de orientales que salían en el cuarto toro con destino a El Escorial, para terminar jornada, por “soleares” en el tablado de “Casa Patas”.

Pertrechado de ese bagaje creo poder ser capaz de soportar estoico la despedida de Padilla, al que estos ojos vieron ser el triunfador de las Corridas Generales con una de Cebada Gago. Incluso estoy animándome a apuntarme al cónclave familiar de los Hermoso de Mendoza en la de Rejones. Les cuento, una vez despenada la canicula de julio.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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