QUINI

Mis primeros recuerdos de Quini me llueven de aquellas calendas en las que un corajudo Sporting de Gijón disputaba el título al Real Madrid de Santillana y Juanito. En aquel equipo se alineaban, entre otros además de su hermano Jesús Castro, el giboso Manolo Mesa, Maceda, rubio y marcial, los cumplidores Cundi y Redondo, Crisanto Valdes y su peluquín volador, aquel ocho con benemérito bigote que respondía al nombre de Joaquín, el ex salmantino Ricardo Rezza, y los hermanos Ferrero. Enzo, puede que sea el extremo izquierdo más puro que nunca haya visto.

 Aquel mismo Molinon que acuñó el “así, así, así gana el Madrid”, fue el mismo que asistió al lanzamiento de aquel forjador de goles, al que llamaron el Brujo. Y, al relance de lo que acostumbra a ocurrir en el fulgor de los equipos pequeños, (David), en su batalla contra el poderoso (Goliat), todos nos hicimos un poco sportingistas. Aunque aquel 1979 la piedra lanzada de la onda, soloconsiguió rozar la ceja del gigante, la autenticidad de aquel equipo, que poco después llevara al cine Garci en su oscarizada “Volver a Empezar”, caló entre la muchachada.

Si por algo puede recordarse a Quini es por su bonhomía. Me atrevería a decir que fue uno de los pocos jugadores de la historia del fútbol patrio, junto con por ejemplo Zarra, al que no se le conocieron enemigos, ni sufrió la hostilidad de un campo rival. Su especial aura se acrecentó por aquellos avatares vitales que, la jodida vida, le fue enjaretando. 

Primero, el fallecimiento de su hermano, rescatando a una familia de ingleses. Después, aquel esperpento de secuestro, propio de los Episodios Nacionales, donde unos malos de folletín le utilizaron como antídoto del desempleo. A lo que encadenó un cáncer, que estaba cerca de enterrar, y algún problema económico provocado por una pequeña dislexia en lo que se viene a definir como hábitos saludables.


Y, para guinda, u infarto que le despena el alma a cien metros de su casa. Menuda jugarreta del destino que a alguien que goleó en el campo, le termine goleando la vida, y, para colmo, le nieguen la prórroga para tratar de remontar. 

Probablemente, ese halo de mortalidad mantuvo incolume su prestigo cuando fichó por el Barça nada más iniciarse los años ochenta. En aquellos tiempos, era un equipo perdedor, que enlazaba, año tras año, proyectos que desencarrilaban a mitad de temporada. En el Palco, José Luis Núñez, soportaba estoico que, tras el enésimo fracaso, los graderíos le cantasen aquello de “el Barça no es un club, es un puticlub”. Y renovación anual de plantilla buscando el ángel salvador, que siempre se resistía.

El Brujo, que llegó a hacer dupla atacante con Maradona, a pear de que mantuvo su olfato goleador tampoco consiguió convertirlo en un grande. Eso sí, capitaneo la victoria en la Recopa de 1982 contra el Standard de Lieja en el Camp Nou, marcando a pase de falta de Simonsen. Aquel gol, mitad por la rapidez del pequeño danés en el saque, mitad porque había la mitad de cámaras por una de las consabidas huelgas de la época, no lo pudimos ver. Y es que ni siquiera aquel día le iluminó la buena estrella. 








Etiquetas
Compartir
Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
Posts relacionados
MAKETOS
GUIÑADA
CENICIENTAS