CUADRAGÉSIMO NOVENO DÍA DEL APOCALIPSIS: EL CUATRO (EN RAYA)

Comoquiera que todos tenemos más memoria para las ofensas que nos hacen que para los favores recibidos, el tetris de la desescalada presentado por Mr Sanchez y sus corifeos se ha granjeado una pitada general. Como contaban los revisteros taurinos que narraban la tauromaquia en sepia, división de opiniones, unos se acordaron de su padre y otros de su madre.

Que nos vamos a esperar, cuando vivimos en un país de cuñados en donde todo Dios crítica sin que nadie proponga nada y mucho menos decida. Hace tiempo que me convencí que en el universo patrio solo hay un verbo que cueste mas conjugar que “decidir” que es el de “dimitir”. Esto último debe venir de largo porque, en tiempos del franquismo, existía una coplilla que rezaba así "En el camino de El Pardo/ algo antes de la ermita/ hay un letrero que dice:/ ¡Maricón el que dimita!"

Ejerciendo el cuñadismo, si algo no he entendido de los avatares gubernamentales de estos cincuenta días es la política de comunicación. Entiendo perfectamente que la collera Mr Sanchez Pablemos recién haya cumplido cien días con el cetro de Otokar en la mano. Y que eso es como cuando los partidos de pretemporada acartelas en el centro de la defensa a un central ruso que acabas de fichar, y no sabe ni papa de castellano, con un adolescente de Utrera que no pronuncia las eses.

Pase con lo de reconocer que quien quiera de nosotros que hubiera caído en las fauces de la crisis de la pandemia hubiésemos sido fagocitados sin indulgencia. Pero es que, como decíamos en los ochenta, ha sido muy heavy la Torre de Babel en la que nos hemos visto envueltos.

Sin ir más lejos, después de aplicarme, como quien se traga una frasca de vitriolo, a la rueda de prensa de Illa, (el segundo tipo que conozco con ese apellido después del mítico base del Grupo IFA Espanyol Albert) y recorrer el ciberespacio en busca de la guía del paseo del dos de mayo, sacó las siguientes conclusiones:

Primera.- Si tuviera perro, gastase hijo mejor de catorce, fuese runner, paseante y mi madre tuviese problemas para salir de casa, me haría un cuatro en raya y podría estar todo el día en la calle.

Segunda.- La peor que puedes hacer para enterarte de algo es enroscarte en la cacofonía del gobierno, donde la multiplicidad de portavoces te sumergen en un bloqueo.

Tercera.- La puesta en escena del experto en pandemias, sin afeitar, con pelo erizado made in recién levantado y legañoso, y con un jersey de guitarrero catequista vs misionero, te hunde hasta el magma terráqueo las ganas de vivir.

Pero que ganitas tengo de que pase todo esto.