EL ARTE DE DECIDIR

No hay nada mas difícil en la vida que tomar decisiones, ya sean estas activas o pasivas. Chica9 me decía ayer que el aluvión de las que se le vienen encima le atenaza. Le contestaba que lo más difícil es empezar a andar sin que el miedo te paralice. Igual que te pasa moviendo un peso muerto, a partir del primer empellón la propia fuerza motriz del objeto se pone a tu favor.

La palabra «arte» que aparece definida en el diccionario en su primera acepción como «virtud, disposición y habilidad para hacer algo». Y lo mismo le pasa al arte que a las decisiones, pueden ser buenas, malas o regulares, acertadas o desacertadas. Pero no por eso hay que dejar de arriesgarse, y de actuar, por mucho que haya momentos en los que te vistes de funambulista y todo te hace pensar que el viento racheado te va a tirar al vacío como a un guiñapo. He vivido en mis carnes las consecuencias de la impavidez emocional y me costo el ver como se me despellejaba una tira de la conciencia.

Y es que la grandeza de las cosas está en alcanzar un objetivo por la vía de encadenar fracasos que te orienten. Ocurre por ejemplo con El Quijote. La novela de Cervantes sería inimaginable como una sucesión de victorias. Y no solo a los personajes literarios les hace crecer más el fracaso que el triunfo, que también para nosotros es más fértil, que nos humaniza y nos da lecciones que el éxito ni siquiera nos plantea.

Pero aquí chocamos con la peculiar cultura del fracaso en nuestra sociedad. Y es que en nuestros tiempos aunque casi nadie niega que el método prueba/error es el más efectivo para aprender, equivocarse y fracasar está penalizado socialmente. Da lo mismo que se trate de emprendedor, aspirante a funcionario que suspende una oposición o incluso una persona despedida por problemas financieros de su empresa. Quedan marcados por el fracaso y no, como también podría plantearse, por lo que haya podido aprender y la experiencia adquirida en el camino. Se trata de progresar.

Y la mayor parte del mundo coge la gatera del refugio colectivo. Si, por ejemplo se trata de comprar una casa el objetivo es huir de tus vivencias infantiles que emanan el aroma del looser. Los que vivían en un pueblo, donde se apiñaban familias numerosas, de pronto necesitan viviendas inmensas con garajes, jardín y piscina, donde quepa todo lo que van comprando: coches, tecnología, muebles, electrodomésticos, pianos, cuadros, adornos, mascotas…

Casas con mármol y acero, de estética narco, con techos más altos, con dormitorios más amplios para camas más anchas, con cocinas dotadas con todos los artilugios y vajillas y utilería y encimeras e islas donde exhibir la epifanía gastronómica, de tanto sommelier catedrático en las mejores añadas, en taninos, en lágrimas y en sabores a madera o a frutas del bosque, de tanto experto en el uso de los palillos. Se proscriben los gustos sencillos y se cosifica la emoción la vivencia y la ilusión para revestirla de Thermomix.

A mi me queda la tranquilidad de que al menos hay personas que siguen confundiéndose por sí mismas para terminar aprendiendo y acertando,.