2019. OCTAVA DE LAS CCGG. PABLO AMAIRA Y COKE.

Cuando ayer tomamos nuestro lugar en el tendido, aún pululaba por alli el alma de lo vivido veinticuatro horas antes. El fantasma de un quasimodo acapachado acariciando el toreo de siempre en el ceniciento albero.

Esa sensación condicionaba enormemente una tarde que parecía diseñada por los antis que berreaban en la plaza del árbol. Vigilia de interés  en un cartel fijado en los estertores de una edición de nuestras corridas que se me antojan como los buñuelos de viento. Apariencia tierna y azucarada que no sirve para opacar el vano interior de contenidos taurinos que se precien.

Los fuenteymbros decepcionaron en general. Corrida ofensiva, musculada a la que le faltó clase, entrega y nobleza y le sobró algo que básicamente era genio pero donde yo ví un puntito más de casta cuando para mi venerado JM no fue más que comportamiento geniudo.

Del Fino solo puedo decir (bueno) que el terno buganvilla y azabache, con remate en terciopelo, era el epítome de la elegancia en el vestir. Lastima que no estuviéramos ayer en la pasarela Cibeles. Hubiese preferido verle vestido de arcada y oro pero no se cargase al cuarto toro en el caballo, rememorando uno de sus históricos  petardos en Vista Alegre.

Juan Leal me genera sensaciones encontradas. Todo lo que recibo de él es frescura, autenticidad y valor seco, rayano en la inconsciencia que me traslada a una víspera continua de peligro. Y aunque no es el tremendismo un valor taurino que me motive cuando me pongo por delante de la taquilla, me atrae esa convicción del que atropella la razón en búsqueda de un objetivo.

No obstante, cuando analizo su actuación de ayer, me encuentro con una película de cine mudo en donde todo son prisas y personajes vestidos de negro poseídos por el baile de San Vito. Faena desestructurada carente de planteamiento. Una auténtica ensalada donde se alternan naturales compactos (algunos) muletazos trapaceros, (bastantes) desarmes (media docena) lanzamiento olímpico de trastos (en del primero de récord mundial) y exposición a raudales.Todo ello, coronado con heterodoxia al entrar a matar poniéndose de largo para tomando impulso volcarse tras el morrillo en una especie de estocada del saltamontes.

Cuando tras apiolar al primero arrastraba entre la petición una muleta que había quedado zaherida y ensangrentada, como los pendones ajados de los tercios viejos de Castilla tras huir en retirada, pensaba en que, al menos, el virus del triunfalismo que ha asolado Bilbao, servía para premiar a un meritorio combativo. Consuelo.

Garrido se me representó como un espectro inanimado en las antípodas de aquel novillero que pisaba fuerte, cuando en 2014 se cobró media docena de apéndices auriculares en su encerrona. Les prometo que a ocaso de la tarde llegue a verle hasta la sabana que le cubría y la bola atada a su tobillo. Vale con que el tercero era un Caifás que te dejaba un mes mudo cada vez que asomaba en tu muleta, pero hay que estar más puesto. Aunque sea para justificar el pago del peaje al paisano que gritó Viva Extremadura (que viva), antes de despenar al sexto,


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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