2019. SÉPTIMA DE LAS CCGG. PACO UREÑA (DE LORCA) ALGÚN DIA PODREMOS DECIR QUE ESTUVIMOS ALLI.

Lo bueno de lo excelso es que no lo tenes que explicar. Nada más ocurre, todo el mundo lo detecta. De ahí la tremolina que se organizó en los tendidos en el inicio de la faena al tercero. Sin probaturas. Mano izquierda conduciendo en doblones y naturales trenzados con el hilo invisible del empaque y la profundidad.

La tarde de Ureña tuvo reminiscencias a literatura medieval de caballería. A la famelica imagen quijotesca con la que recorría el albero tras despenar a su primer oponente sólo le faltaba el penco huesudo que le llevase en su grupa. Terno ensangrentado tras ser encampanado al volcarse en la suerte, cuerpo maltrecho y sensación del deber cumplido. Que para los meritorios del toreo, cuyas filas abandonó ayer el lorquino tras cobrarse este verano Madrid y Bilbao, era no más que el Vuelva Usted mañana de Mariano José de Larra.

Tuvimos amor y deseo. Entre dos animales con el surtidor de la clase rebosando y un humano. Que demostró que erraba Antonio Machín cuando cantaba aquello que es difícil tener dos amores porque cuesta mucho el besar en dos bocas. Porque entendió a su encastado primero que vendía su clase, nobleza y entrega bajo el fielato de la casta y a la embestida al ralentí de un sexto que no andaba sobrado de pujanza.

Hubo engarce, embrujo y, sobre todo, despaciosidad. Su primera faena me recordó a esa única vez en la vida (algunos no tienen ni siquiera esa) en la que haces el amor envuelto en las lágrimas que anegan tus ojos. La entrega te traspasa los confines del cuerpo y brota exacerbada hacia el exterior para cantarte que estas ante algo que no te volverá a ocurrir. Por eso, retardas el culmen activando la marcha lenta en los empellones de tu cuerpo. Para que dure.

También apareció volando por allí la paloma de la justicia poética. La que devolvió la suerte y los esfuerzos quimericos a un fugitivo del paraíso que perdió un ojo e invirtió su vida entera en el carrusel de un sueño. Carrusel que hasta ahora siempre giraba en su contra.

Los que lo pudimos vivir no lo olvidaremos. Si la cadencia se cumple (55 años desde las últimas cuatro orejas a dos toros que se cobró El Cordobés) la mayoría no lo volveremos a ver. Gloria reservada acaso a esos jóvenes que en detalle propio de la tauromaquia en sepia acompañaron al murciano en su salida a hombros.

Y es que la mayor beneficiada después de Ureña es la propia plaza de Vista Alegre. Ese Bilbao que como muestra la zapatiesta de pancartas artesanales que inundan los tendidos de sol de estas CCGG deambulaba mortecino. Hasta que llegó el toreo clásico y la verdad. Y pudo con todo. Sin vencedores ni vencidos.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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