RTE EL MARQUÉS. CAIDO POR LA PATRIA (DE LA MODERNIDAD)

Le debía un postrero recuerdo. Se fue con la nocturnidad y alevosía que desprende ese cartel de Cerrado Temporalmente, que acostumbra a ser un eufemismo. De cuando no te atreves a reconocer que te ha llegado la hora de viajar al Valle del Josafat de los restaurantes que un día fueron tradicionales para pasar a ser decadentes.

Esa rebelión obstinada hacia todo lo que suene a progreso tiene su bohemia. Y el Marqués la seguía a rajatabla. Desde la decoración, con ese puntito kitsch, que otorgan esas paredes atestadas de fotografías de famosos, óleos sin arte y pendones futboleros. En un desorden ordenado. El mismo del tetris de mesas, sillas y jofainas diseminadas por los escasos metros cuadrados de superficie.

Todo era como hacía treinta años excepto los parroquianos. Le ocurría como a la iglesia católica y a mis queridas touradas, que cada mañana mueren tres afectos y ningún neonato les reemplaza. A destacar las bandejas de marisco encajadas en las vitrinas refrigerantes de la barra, que incautadas en un alijo durante la dictadura de Primo de Rivera, solo echaban vaho.

Camareros solícitos vestidos de camareros. Camisa blanca manga corta y pantalón negro, pero no de esos modernos sintéticos antiarrugas, tela de manta zamorana y a sudar. Y siempre los mismos, que no hay algo que puede intranquilizar más al cliente habitual que el baile de chiqueros del que le atiende. 

Siempre que entrabas había un tipo sentado haciendo el crucigrama del periódico en la mesa con la que te dabas de bruces. Un día que no estaba pregunté al rubio de gafas que hacía de encargado si es que se había muerto. Me contestó que tenía gripe.

Las vidrieras teñían el local de una perpetua semi oscuridad. Daba igual que fuesen las doce de la mañana del mejor día de verano o el cielo se encapotase, que en El Marques se  respiraba clandestinidad.. Y esos servicios encastrados en una pared revestida de un linóleo que quiso un día parecerse a la madera. Encerrarte en uno de ellos si calzas más de ciento noventa centímetros, como es el caso, te transportaban a una aventura astral en donde no sabías muy bien si ibas a ser lanzado en cohete hacia la luna o penetrabas en una celda de castigo del corredor de la muerte. 

Otra de sus incontables virtudes es que estaba abierto los trescientos sesenta y cinco días del año. Por eso fue refugio de noctivagos, trasnochadores y todos aquellos a los que su horario de labranza les impedía el acomodarse al horario establecido por la conservadora hostelería del Bocho. Sin ir más lejos, los jugadores del Bilbao Basket cenaban allí tras los partidos de Euroliga.

Uno de los problemas a los que se enfrentó el Marqués fue que se vio rodeado por las hordas de la modernidad y el postureo. El barrio se puso de moda y los viernes y sábados se llenó de advenedizos que ocupaban sus aceras en la búsqueda del nuevo local abierto o la decoración más fashion.

Como si aquel parque temático del Bilbao de las vanidades no fuese con el, siguió fiel a su estilo de suelo resbaladizo, grasa abundante, servilletas satinadas y máquinas tragaperras azuzando luces de neón. Aguanto lo que pudo como un maquis en la sierra que, naranjero en mano, se rebela a aceptar que ha perdido la guerra.

Hasta que una mañana, como ocurrió a los últimos de Filipinas, se dio cuenta que ya no había guerra. Y esto ya es de mi cosecha, se cansaría de asumir bajas laborales y de pagar  seguros sociales y retenciones. En uno de esos bajonazos, llegaría un empresario de hostelería insulsa y edulcorada, perfectamente atildado. Avido de que no le quitasen la ubicación en la zona cero del esnobismo le ofreció parar la ruina lo que empujó a colgar el dichoso cartelito..

Para mi siempre estarás cerrado temporalmente porque no quiero asumir que se haya ido el único oasis de autenticidad perdedora que tenía en una zona en la que habitualmente he de avituallarme.

Etiquetas
Compartir
Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
Posts relacionados
GLOSARIO INANIMADO (II)
GLOSARIO INANIMADO (I)
LAR