VORACIDAD

Leo a Alfonso Guerra proferir una sentencia sobre los nuevos tiempos. La exhibición es prueba de poca convicción.  Hay verdades que no necesitan de mas, Ni siquiera de esas palabras que produce el amor, justo después de la entrega. Dichas en clave para que solo las entiendan los amantes que se acaban de romper. Se explican solas.

O, dicho de otro modo, se te hacen nítidas por las punzadas que aun perforan el corazón y esos latidos asincronicos, tratando de recuperar la cadencia del ciclo cardíaco, del sístole a la díastole. En la búsqueda de la puta cadencia mortecina, el encefalograma plano por el que la vita sigue y pasa.

El que necesitamos las personas para construir esa vida simple y sencilla que nos permite seguir viviendo. Las antípodas emocionales de lo recién sentido a bocajarro. Aquello mismo que no tardas en echar de menos como un yonkie a su adicción. La droga más dura del que habla Francis Diez, rapsodia urbano surgido de la penuria del R&R&V.

Leer a Guerra tan preclaro como cuando atizaba desde las alcantarillas del Estado me ha hecho reivindicar la introspección. Esa forma decidida de sentir miedo solo de que un día tengas miedo de algo. Sin ir más lejos de que la torpeza o el aturdimiento por lo excepcional de lo vivido no te permita el poner el lacre adecuado en el rato que sigue a la entrega.

Dicho de otra forma, recaer en el error del año 47 D.C. y no hacer sentir único a quien debe de serlo. Como cuando le sueltas un abrazo como si se fuese de paseo una mañana de domingo aprovechando el sol del comienzo del otoño cuando realmente se enrola en la división azul destinado a la primera línea del frente, de donde no sabes si volverá. Con lo que cabe la posibilidad de que no le vuelvas a ver. 

Y es que ese empeño por consumir frenéticamente cada instante más preocupados por publicarlos, mostrarte, y sacar tu móvil para inmortalizar una imagen a costa de que el recuerdo se te evapore, nos hace perder la magia del instante mágico y radiante de mi adorado JU. Cuando a veces, lo más gratificante de la voracidad por el disfrute, es la del desnudo previo a la entrega. Ese momento en el que las manos trajinan ansiosas con el objetivo de fusionar dos pieles. Y aún hay muchos que se lo pierden grabandolo con el movil.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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