OJOS DE SERPIENTE

Hay tipos que durante su vida encadenan, de tirada en tirada, ojos de serpiente. Los dados les devuelven el doble uno que troca suerte en miseria y te deja sin numerario. En un instante.

Como suele ocurrir con quienes llevan  la ruina pegada a sus suelas, son los primeros en advertir que la jodida víbora les ha taladrado desde el brillo de sus pupilas. Igual que un hinchable promocional de Michelin, el haz de luz les desinfla, en cuestión de segundos, ínfulas, credibilidad y poderío. Por mucho que hasta antes de lanzar los cubos al tapete, fabulasen con que el chisporroteo de euros en sus trajes les daba una pátina de respetabilidad social, de triunfo.

Para coleccionar snakes eyes no necesitas irte hasta la punta de Las Vegas ideada por Bugsy Siegel, que es donde me gustaría a mi estar ahora. Es perfectamente posible el arruinarte la vida a cien metros de tu casa, al doblar la primera esquina.

Lo malo es que esa recua de golfantes no acostumbra a despeñar su vida en soledad, sino que se llevan rehenes. Damnificados por sablazos, compañeros de correrias o quienes tuvieron la mala suerte de compartir con ellos jergon suelen sufrir las dentelladas del desmoronamiento que sigue a cada derrota. Por eso viven cambiando de cuadra. Ya que queman a todo el que tiene la desgracia de que les cruzarse con ellos y dejarse llevar por su labia. Que la suelen tener. Y mucha.

A cada descalabro anuncian propositos  de enmienda con sonrisa de vendedor oriental de alfombras. Suele durar hasta que recargan el cargador de quimeras, negocios, proyectos y demás grandilocuencias. De las que es imposible que fallen en los idus de marzo y para las calendas de agosto se han desintegrado como un azucarillo. Como en sus delirios se las creen, trasmiten la credibilidad. De la que se valen para engatusarte.

No se les debe de confundir con el perdedor. Ese al que los americanos han elevado a esteriotipo cinematográfico, el del looser.  La gran diferencia es que este asume estoico su desgracia y tira del carro sin creerse escogido por los Dioses.  El perdedor bastante tiene con recomponer, bajo el sólido silencio de su conciencia, aquellos restos y reliquias que va coleccionado a su paso.

Estoy seguro de que leer este post os ha traído a la memoria a alguien. A guarecerse de el.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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