EL SINDICATO

Con diferencia ostenta el podio entre las noticias de un territorio informativamente yermo como es el mes de agosto. La recién estrenada ministra de trabajo reconoce haberse dejado colar un gol por la escuadra, al haber autorizado la Dirección General de Trabajo, que de ella misma depende, el sindicato denominado "Organización de Trabajadoras Sexuales”.

El problema del sindicato no es el nombrecito de “trabajadoras sexuales” que endosa a sus asociadas, y que constituye en sí mismo un oximoron, ni las siglas bajo las que operará (OTRAS), que me parecen, por sí mismas, grandiosas, sino el que, a juicio de la ministra, no es posible reconocer el derecho a sindicarse a quienes ejercen un trabajo ilegal. Por mucho que se haya publicado, a su propia instancia, en la sacrosanta gacetilla nacional cuyo acrónimo es BOE.

A partir de la publicación, la ministra en particular y, el gobierno en general despliegan su bucle melancólico. Y es que no resulta fácil explicar cómo un gabinete autoproclamado como el más progresista, igualitario y feminista de la historia, bendiga, al menos administrativamente, el ejercicio de la prostitución, con sus derivadas de tráfico de personas, trata y explotación de mujeres.

En la mitad del coito sin profilaxis, toca marcha atrás. En derecho administrativo, revocación de actos propios. Y se instruye a la Abogacía del Estado, que entiendo tendrá cuestiones más sesudas de las que encargarse, que busque razones de fondo para sostener jurídicamente la retractación.

El asunto se enreda definitivamente, cuando, desde el OTRAS se acusa al Gobierno de tirar de un feminismo blanco heterosexual y burgués en base al cual sostiene que reclamar derechos para el colectivo es una atrocidad. Se lo traduzco encantado. Está acusando al ejecutivo de una de las plagas de la sociedad moderna. El Postureo revestido de moralina.

Mucho pregonar de boquilla la igualdad de sexos, creando un ministerio ad hoc, y dar pábulo a la juglaría en favor a los derechos laborales de todo tipo de currito. Para que, en cuanto se te presenta en la práctica, la ocasión de predicar con el ejemplo, termines pegando esta espantada. Que, por lo menos Carmen Calvo, que oficia de taurina, Sabra en que consiste.

Y es que, lo que me pregunto es, porque se tratan de cargar un sindicato por encubrir a ejercientes de un trabajo que consideran ilegal e ignominioso, en lugar de dar, de una santa vez, la debida regulación al mismo. Sería el mejor favor que podrían hacer para preservar unas correctas condiciones de trabajo para unas de las mujeres más castigadas socialmente, como son las meretrices. Que, parafraseando otra vez al OTRAS, en ningún lado del Código Penal dice que ejercer la prostitución voluntaria sea ilegal.