QUINTA DE LAS CCGG: UN VIRUMBRALES

A tumba abierta. Así van nuestra Corridas Generales. El aficionado abandonaba ayer la plaza sumido en una sensación de abatimiento que, por decirlo todo, es un clásico en el mundo de los toros. Mundo pendular de sentimientos encontrados.

Era tarde en la que una ganadería, El Parralejo, se jugaba parte de su suerte en este negociado. Apuesta trucada ya que, el triunfo a cobrar si la moneda caía de cara, hubiera sido el de limitar el flujo de aportaciones a fondo perdido a la ganadería. Por lo visto ayer, toca seguir poniendo. Y mucho. Es lo que pasa cuando, ya sea en los toros en la vida, apuestas todo al nueve, impar y rojo. Que la jodida bolita te salta al negro en el último momento.

Tampoco las musas de la torería atraparon a la terna. Ferrera se ha acostumbrado a un toreo de chispazos, de detallitos, de sacar al toro del jaco emulando las litografias de La Lídia. Pero de uno en uno, ni se liga ni se llega. Sea en el pupitre de un colegio de monjas, en la barra de un pub una noche que se te ha puesto el cuerpo jacarandoso o en la cola del paro, cuando aquello requería de rito presencial y no de clics a golpe de ratón.

De aquel Gines Marin, que despuntase el año pasado abriendo el cielo en Las Ventas, no queda más que su pelo ondulado. Su empaque y motivación me recuerdan a los de mi hijo cuando se enfrenta a los exámenes trimestrales. Ambos afrontan el paseíllo, uno a los Escolapios y el otro a la cara del toro, con la misma apostura. Toreo de extraradios, inanimado, sin compromiso. Espero, por el bien de los dos, y por lo que me toca en lo de mi hijo, que encuentren resuello en la recuperación.

Y Miguel Ángel Perera, uno de mis preferidos, tiene el gran defecto de que no sabe taparse, ni estar mal. Que en la vida y en el ruedo, siempre hay jornadas en las que no te sientes. Ayer debía de ser contagioso ya que la mandanga se extendió a una de las cuadrillas más garbosas del escalafón. Porque hay que ver como estuvieron Curro Javier, Javier Ambel e Ignacio Rodríguez a la grupa.

Solo deseo que no nos toque lamentarnos, cual Boabdil tras la pérdida de Granada,y tengamos que recurrir a aquello de “la feria se nos ha ido y nadie sabe cómo ha sido”. Y yo que creo que vamos a vivir un clásico de nuestras CCGG y Ponce y Juli nos van a rescatar.