CUARTA DE LAS CCGG:MARIANO Y ALFREDO

Fue ayer tarde en la que, al arrastre del tercero, se pulsó el botón del reset. Del de los nueve toros inanimados que, uno tras otro, nos empezaban a amargar una semana taurina que había principiado tal y como no le gusta a los gitanos. También se apagó el sol, que en el Bocho se manifiesta con una humedad densa que te moja la piel y te empapa las ideas.

En la medida en la que transcurre la semana se consolida una idea que hace tiempo andaba barruntado. Este negocio va de estados de ánimo. Así, a un torero que está de dulce, por ejemplo Alvaro Lorenzo, le embiste todo, y allí hay que estar como aficionado para que no se te escape.

Y al contrario. Si como el Manzanas, arrastras la temporada con el oremus taurino perdido, da igual que te salga un volcán en erupción, como fue el sexto de ayer de nombre Bochinchero, que enseguida se te hace de noche y aquello te desborda. No se puede negar que pedía las credenciales y apretaba, pero, como los buenos amores, el esfuerzo compensaba con creces. Y ahí no hubo no ya amor, sino tampoco un polvo rápido y con prisas nacido entre los katxis de noche de txoznas. Debe de mirárselo.

Anduvo también por allí Padilla, de despedida. No de soltero, sino de torero. Como el rey de la improvisación que es, se invento una nueva forma de cortar una oreja. La de Manolo guardia urbano. No se si recuerdan este magnífico film protagonizado por el inolvidable Manolo Morán que, asentado en la Cibeles, acompañaba a los coches en una y otra dirección a golpes de brazo y silbato. El ciclón, se plantó en el albero, y entre gritos, carreritas, y telonazos, acompañó al animalito en sus correrías en línea, demostrando, a quien lo quisiese ver, que el torear en redondo son despojos.

Y que decir de la performance que nos endoso? He de reconocer absoluto respeto hacia alguien que se ha repuesto de todas las felonias que ha puesto en su camino el destino, con una capacidad de superación bárbara para continuar ejerciendo un rito propio de héroes arcaicos. Más, dicho esto, el salir vestido al ruedo como ayer, y dar la vuelta al ruedo portando más banderas y trapos que las que te encuentras en una playa catalana el día antes del referéndum, supera cualquier tipo de raciocinio. Taurinamente, tanta paz lleve como descanso deja.

Por allí anduvo también Julian de San Blas, desescrutando la alquimia ganadera de una ganadería no se si hecha por el o para el. Tirando de poder, que lo tiene, y de convicción en sus propias posibilidades, que de autoestima anda sobrado el muchacho. Esta vez no le funciono ni siquiera el Julipie, y se fue de vacío. Empate a cero con Ponce que tratarán de desempatar el sábado.