CONCHITA

La novia de España. Y la de Tony Leblanc. De Valladolid.

En esa España en la que todo eran banderas, discursos en los que se refregaban los que disfrutaban de La Victoria. Atmósfera de procesiones, miseria, frío en las casas, viviendas angostas, insalubres, compartidas como comunas. Peor que zahúrdas, y, sobre todo, ropas viejas que ni siquiera las costureras hacían florecer con remiendos.

El cine era un oasis de color en la negrura. Sesión continúa en la que lo importante era el no pasar frio en el invierno y que la pupila se inundara de color e iluminara una semana en la que todo era de color sepia. Entrar a mitad de película era un detalle sin importancia, la alternativa era la misa de diario.

Aparecía cada domingo en el cine, desde Las Chicas de la Cruz Roja hasta El Día de los Enamorados, todas con música de Augusto Alguero. Porque no eran aquellos tiempos en los que pudiese el celuloide nacional rotar estrellas. Las conocidas aparecían en todas Y, sobre todas, ella. Joven y radiante, emanando la vida que era vedada a todos los que la veían. Ligera como una pluma, tratando de enderezar vidas descarriadas, con la decencia y el decoro propia de la impronta del nuevo régimen.

Como artista atemporal que era traspasó etapas. Con toda seguridad, le sirvió seguir  cantando La Chica Ye-Ye durante toda su vida. A pesar de que cuando España clareó aquellos que habían sido iconos en el franquismo se colaron por el sumidero, Velasco refulgió y con la misma sutilidad se hizo musa de un progresismo que le adoraba.

Compartió sus cuitas amorosas y eso siempre humaniza. Sobre todo, si tienes un marido balarrasa adicto al burle y a las suripantas. Al más puro estilo país de porteras en donde zaherir al vecino y despellejar al tercero te agiganta, aunque sea cegando las taras propias.

Se separó para seguir casada y ese acto de amor le hizo pasar de novia a despechada de España. La colectivización latina del agravio. Paso a ser un ente inatacable, como esos animales, el delfín y el caballo, de los que nunca nadie había mal.

Dice mi compadre JG que se trata de una pérdida irreparable, que nunca dejaremos de echar de menos el escuchar “pero que guapa estas Concha”. Incluso reivindica su contribución al sector de los asesores fiscales cuando en el especial Nochevieja 1986 hizo un eslogan con ”Que viva el IVA”, y mira si fue premonitorio.

Nos deja huérfanos. De novia, de actriz y de despechada nacional.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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