BALA VA IMPUESTO VIENE

Y habrá que intentar cruzar Nuñez de Balboa, atronaba mi añorado Krahe con voz grave. Lo que no pudo ni imaginar en sus tribulaciones urbanas es que, casi dos décadas después de parir la letra, va una bala e impacta en mandíbula ajena que intentaba atravesar esta calle.

El sucedido hubiera quedado en anécdota si no fuera por coincidir con una atmósfera de tumulto social. El latino es exacerbado en el quejido y pintoresco en la escenificación. Lo que convierte la movilización solemne ante el funambulismo ideológico en el comic de Marvel que nos ha tocado presenciar. Las formas hacen aguachirle al fondo.

Así, que terminas agradeciendo estar currando sin tiempo de enterarte de lo que está ocurriendo a tu alrededor más allá de algún refilonazo informativo en internet. Al prolongarse el metraje de la jornada laboral me da tiempo a pensar; y mucho. Y un circunloquio en el que me he enredado esta semana es el retorno ideológico que deja en quien paga impuestos el hecho de abonarlos.

Hay una corriente positivista que considera simplemente que están cumpliendo con una obligación que les es impuesta, cuya procedencia ni siquiera se plantean. Estos no dan mucho juego porque, al racionalizar su acto. lo desproveen de toda cobertura ideológica..

Luego está la brigada protestante. Independientemente de cuanto paguen, todo les parece mucho. Este gobernando la izquierda, la derecha o el centro (para encontrar un ejemplo hay que remontarse a Rodríguez Sahagún y el CDS) buscan siempre un agravio para acometer contra la voracidad del que manda. Su nivel argumentativo es básico, del nivel motriz de un yo-yo, siempre lacrimógeno. Se quejan de todo lo que les quitan, cuando suelen ser los que menos pagan, con todo lo que han peleado. Y como desahogo de pegolete, te preguntan qué tienen que hacer para tributar en Andorra, en Portugal o en las Antillas. Con la boca cerrada se entiende que nunca hacen nada más que repetir su barrila al próximo pago.

Tiene más gracia el escuadrón patadapalante. No les afecta demasiado cuanto pagan, lo único importante es pedir aplazamientos, terminan encadenando, el del COVID, el de la crisis de Ucrania, todos a los que pueden acogerse sin garantía. Como además van coleccionando prestamos aquí y allá, la bola de nieve les termina alcanzando. Suelen tener caracteres quijotescos, que les hacen fabular con que el tiempo les regalará una solución quimérica, (del estilo de la tercera Guerra Mundial o del triunfo de un partido que prohíbe el pago de impuestos) la que, por decirlo todo solo contribuyen corriendo más y mas lejos (ya se sabe eso de ganar tiempo,….)

Le siguen los pragmáticos, columna a la que se alinea Chica9,  que asocian el impuesto con una expiación por vivir bien, en definitiva; todo lo bien que puede: comer en buenos restaurantes, beber vinos caros o tener la mejor casa a la que pueden aspirar. Lo asemejan a un impuesto de lujo que se devenga en cuanto aceleras la espita del disfrute.

Finalmente están los ideológicos, aquellos que creen en la redistribución de la riqueza, y contribuyen pagando una montonera de impuestos. Hay una subespecie, que en el fondo cree abonar la tasa de una cláusula de conciencia con cuyo pago al erario publico acalla su contradicción. Esa que les canta la voz interior que le afea que se este concediendo caprichos materiales de una vida cuando muchos otros no pueden permitírselo. El ideológico va mudando a trasunto de su evolución social, porque, al fin y al cabo, estar a dos mil kilómetros de los barrios poderosos facilita pedir que se quemen. Pero según te acercas a ellos, el lanzallamas va flojeando y, a poco que te despistes: ya estás defendiendo todo lo que planeabas atacar. El epitafio lo sellan cuando se terminan creyendo el axioma del qué más da lo que tu hagas si las cosas nunca cambian del todo.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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