ENGAÑIFAS

Los encuentros de la Frikicuadrilla son un semillero de teorías mundanas y conjeturas de lo cotidiano. Mi compadre ME anda desenredando el ovillo de las comidas engañifa. Dícese de aquellas en las que, bajo un nombre genérico con leyenda grandiosa, te cuelan un saco de alfalfa que pagas a precio de oro.

Ayer, nos echamos al gollete la segunda jornada del memorial Iván Fandiño rodeados de un millar de fugitivos del paraíso de la modernidad. Por un momento, pensé que si caía entonces una bomba de neutrones en Vista Alegre, el tejido de extraviados sociales de la Villa no se regeneraba en varios siglos.

Así que, entre el paréntesis desde que TxM tiraba, con arrobo butanero, Del altavoz a los tercios y Agapitin abría el portón del chiquero para recibir al primer VictorianodelRio, nos salieron varios ejemplos:

1) Las rabas. El cambio oficial arroja un trueque por el que tienes que engullir de diez calamares tiragomas con rebozado filfa para encontrar uno que se deshaga cuando penetras el continente churruscado.

2) Los tigres. Suelen ser una oda al recalentamiento y el tomate Apis de bote generosamente esparcido. En la mayoría de los casos para tapar las carencias de un mejillón tan escurrido como un micropene tras una jornada entera esquiando.

3) La tortilla de patatas. No hay nada mas lamentable que llegar a un garito a media tarde y ver como resisten en el expositor de cristal un par de pinchos con las puntas arqueadas hacia abajo. Cuando son de jamón y queso es aun más lamentable, porque el queso supura como un grano de pus tratando de escapar de la piel. 

4) El sandwich vegetal. Otros a los que la tramposa mayonesa hacer refulgir de mañana para quedar licuados en su propia inmundicia a partir de la hora del Ángelus. Fácilmente detectable la degeneración, nada más la yema del huevo duro coge el tono del sol naciente de la bandera de Japón.

5) Las croquetas. Las esquivo siempre que puedo, pero cuando por equivocación o comensales infantiles salen en mi búsqueda termino siempre pensando que quién puede ser tan sumamente Caifás como para cometer tan maña profanación con algo tan fino como la bechamel. Suelen ser un engrudo, denso como el mercurio, más aptas para cimentar un puente que para el consumo humano.

(Continuará)


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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