IDEALES

El genero humano se desplaza socialmente por impulsos. Y uno de ellos, es penar la cercanía del objetivo. Exactamente lo que ocurre con el trabajador en las vísperas de las vacaciones de Semana Santa o de verano, que la inminencia del relajo convierte en densos e inacabables los días que restan.

Baste un ejemplo. Cuantas veces oyes en julio esa frase de “se me esta haciendo larguísimo este mes” que nunca oirías en febrero o noviembre, por que entonces no esperas nada. Pura cuestión de reducir la expectativa para que la ilusión no se aflija.

Es justamente lo que percibo esta semana en el ambiente, donde flota que se está macerando la primavera, el regalo de luz del cambio de hora, pero aun no esta preparada para que metas el pan dentro de la salsa y untes. Así que, activamos temporalmente el “pause”, una vida en espera del asueto con una síntesis de contrarios donde la normalidad alterna sin violencia con la anomalía.

Todo esto me hace pensar que lo que nos atrae son los contrastes. Con la simplicidad de un anélido nos activamos para degustar los contrarios, para paladear sabores tan distintos que al juntarse potencian sus diferencias, como alguien que se llena la boca de ostras y jugo de limón.

Nos ocurre al emparejarnos, cuando nos dejamos llevar por la atracción de una personalidad distinta a la propia. Te motiva encontrar en carne ajena aquello de lo que careces, porque de aquello que te sobra ya estas colmado. La mayor prueba es observar a cualquier pareja de tu entorno. En casi todas hay uno que marca el ritmo y otro que lo sigue, uno que abre todas las cartas y otro que no lee ni las suyas, uno que al dormir se apropia del centro de la cama y otro que tiene que acurrucarse a un lado. Uno que saca el espólón y otro que asume su papel de gregario.

Por mucho que en la mayor parte de los casos sea mucho más sólido y persistente el rol de ancla del que abastece el gregario a la pareja, Porque, al fin y al cabo, la vida es garrear de una forma digna y sin que, al cumplir años, te termine llevando la marea a su albur. En ese momento en el que, al ir perdiendo partes del cuerpo que el tiempo pudre y capacidades que antes tenías, las intentamos suplir con recursos vicarios. Por ejemplo, el consumo frenético para tratar de cobrar dividendos de felicidad; o el ruido ensordecedor para acallar aquellos sueños de juventud que afloraron cuando aun creías en el mensaje de la palabra y en el reto del ideal.

Cuando aun pensabas que podías cambiarlo todo.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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