CUARTA DE CCGG : CARACOL (SIN CONCHA)

Va avanzando la semana y entre los quinientos nuevos que nos honraron con su presencia se encontraba una recua de especímenes propios de la Aste Nagusia que se fueron a posar en la fila posterior a mi abono.

Integrantes de una cuadrilla masculina de una edad indefinida entre cuarenta y sesenta que eligen un día de la semana para reverdecer laureles, o al menos intentarlo. Salen acicalados de casa, pañuelo en el gaznate y vestimenta tendiendo al rejuvenecimiento y planifican su jornada con un calendario inmutable. Comilona regada de gin tonics, toros para pasar las horas muertas de la tarde, picoteo para reponer fuerzas, donde reenganchan al amigo antitaurino que no va a los toros, y después, desembarcan en Ledesma o txoznas upper class como Gogorregi.

En esas plazas el grupo se va disgregando por los efectos del alcohol, el pudor (hay siempre uno más intuitivo que reconoce que sus tiempos pasaron y detecta el ridículo en carne propia cuando se ve bailando al lado de la amiga bollo de su hija la pequeña) o el desengaño que recibe cuando ve palidecer todas las tácticas de ligoteo que le funcionaban cuando desplegaba arsenal en tiempos del Naranjito.

Ayer me los cruce a la la entrada, agolpados en el vomitorios para acceder al tendido 5, cargados con vasos de combinado. La verdad es que si ni te gustan los toros, ni sabes nada de lo que allí va a pasar es mucho mejor irte a la localidad con dos copas en el buche y otra en la mano y así echas el rato perfumado y locuaz por los efluvios del alcohol, como el que está pasando el rato en una terraza de la calle.

La primera frase que les salió del alma fue, “pues yo pensaba que a esto (sic) venía más gente” . Palabra del señor. La turra que me tragué después me la quedo para mí como expiación de esa culpa que me quedó de mi educación cristiana tardofranquista. Encuentro el consuelo en que no puede ser comparable a la que le pegarían a las cinco de la madrugada a la camarera de la última txozna con un numero N de copas encima.

Esa turra fue mi hilo musical de la corrida de Garcigrande, epítome de la sumisión, entrega, ganas de no estorbar y repetición que debe de caracterizar al semoviente en la tauromaquia moderna. Ayer salió muy mansita, con muchos ejemplares que utilizaron los pies para salir de naja hacia los desiertos tendidos de sol (se ve que les gusta la soledad).

La corrida fue presenciada por el ganadero desde su burladero quien, a juicio de sus aspavientos, espatarres y hundimientos del occipital en su esternón no parecía muy complacido con los alfareros que trataban de encontrar la bravura en las embestidas. Mas menos como los buscadores de oro buscaban pepitas en el rio Klondie.

Miguel Ángel Perera es un torero al que no se puede cuestionar su poderío y su buen hacer. No obstante, como no lo salpimenta con valores como la gracia o el calor, te sientes en sus actuaciones como un figurante del entierro del conde Orgaz. Si a eso añades que esta mas visto que una promoción de Tele5 te explicas lo de ayer. Sin terminar de conectar en la faena a su primero que tuvo pasajes encomiables pero con más frialdad que el iglú de un esquimal, y se puso plasta en el cuarto que no terminó de emplearse.

A Téllez le había visto salir por la puerta grande de Madrid aquel día en el que (ver la entrada labrador de este mismo blog) me sentí expulsado de mi condición de aficionado (y abonado algún año) de Las Ventas como les ocurrió a los mercaderes del templo en las sagradas escrituras. Tras abandonar los tendidos me quedé con ganas de volver a verlo para despejar una incógnita que me atrapó. Si su decisión de torear al manso cobardón que hizo tercero respetando sus embestidas y sin taparle la salida con el fundamento de que no huyera, fue decisión mesurada o improvisación. Con la pintura del colorado que cerró la tarde poco pudo hacer porque, además de manso, descompuso su embestida.

Se llevó una oreja Gines Marin, otro que tira del palo hierático de Perera, pero que es quien mejor estuvo. En su primero, en el que pecó de toreo para fiera, perfileria, hilo del pitón y otras ventajitas al uso moderno, se le negó una oreja por razones que habrá que preguntar al Oráculo de Delfos (aunque a mi no me llegó más allá de la perfecta ejecución de la estocada había petición). Donde si ejerció de lidiador fue ahormando las embestidas del gigantesco quinto, al que terminó por embeber y extraer mucho más de lo que se intuía en una tarde que se había puesto densa. Otro estoconazo, esta vez premiado ante la petición mayoritaria.

Lo que nos privará de que en Delfos nos hagan 2x1 cuando elevemos la petición al altísimo.

Etiquetas
Compartir
Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
Posts relacionados
3PUYAZOS
MOVIOLA
OCTAVA DE CCG: SE ACABÓ