TENORIOS

Día de Don Juan Tenorio. Recuerdo a Juan Luis Galiardo declarándose en blanco y negro a una Doña Inés de pega en un decorado de pichiglas. Retransmisión en blanco y negro. Porque entonces todo era en blanco y negro. Incluso la recreación del Pisuerga que querían se viera desde la ventana del convento.

Ya no hay Tenorios. Porque no caben en la sociedad actual. La de los follamigos, los emoticonos y el vocabulario cuarteado de los mensajes. Como han desaparecido esos charlatanes que microfono en nariz te contaban las bondades de un pelapatatas hasta hacerte creer que por el camino de las mondas llegabas hasta la Arcadia feliz.

Esta claro que la palabra ha perdido lugar en el mundo moderno. Le ha pasado por encima el gusto por lo efímero. Me gusta bautizarlo como el repentinismo. Dicho de otra forma, el triunfo de lo fugaz, del análisis superficial, de la respuesta rápida y evanescente. Como para que alguien pueda entender justificada la inversión de labia del Tenorio en retirar los habitos de la novicia y envolverla en la lascivia.

Esa hoguera en la que arde el reposo y el arte de lo reflexivo supone que en su pira se sometan a combustion los sentimientos. Tanto el que supone entrega como del que te toca recibir  en sentido contrario. Una de las sensaciones más placenteras de la vida es aquella en la que envuelves al destinatario de tu sentir. Me lo comentaba ayer Chica9, que hay momentos álgidos en los que te desparramas tanto por dentro que compensan cualquier tipo de viacrucis anterior.

Cuando conviertes aquel fuego interno que sale de ti en cobijo y fortaleza del de al lado. Cuando le haces sonreir cada mañana porque se siente la persona más importante y querida de la tierra. Ha de ser un sentimiento puro, que no demanda contraprestación.

Me imagino que también por eso han desaparecido los Don Juanes, los príncipes azules, las princesas de cuento y las manzanas envenenadas. Ni tampoco hay nadie que te haga despertar de tu conjuro con un beso en los labios. Todo suena a viejuno, a carcamal, a historia de aquel abuelo cebolleta que salía en el Pulgarcito y que nada más empezaba a hablar, hacia huir despavoridos a sus nietos.

Lea echo de menos, porque todos ellos encarnaban un valor en desuso. La perseverancia en la apuesta, la inversión de tiempo para la consecución de un fin. Y en la otra cara de la moneda, sabían sobrellevar el fracaso con ese orgullo con el que se envuelve el looser utilizándolo de coraza. 

Todo eso es incompatible con una sociedad que se mueve a golpe de clikeo de ratón. En donde no hay certezas ideológicas, más allá de lo que marquen la moda, el postureo imperante o la última tendencer. En la que nadie conseguiría sacar a Doña Ines del convento, por el mero hecho de que no se lo curraría lo suficiente.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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