LA MANTIS

Hay días en los que te levantas con cara de portero que ha encajado una goleada. No hay nada mas doloroso que el viaje que te lleva a sacar el bajón encajado en portería propia. Cuesta hacerlo con dignidad. Y es que en esta sociedad hay un creciente intento de arrancar al perdedor su derecho a caer dignamente. Cuando siempre lo tuvo.

Por eso, si te levantas con el retroceso del sentimiento dentro de ti toca esconder la fragilidad. No sea que te la huelan y se aprovechen de ella piensas. Es curioso que en lugar de buscar el hombro amigo o la palmada comprensiva prefieras el resguardo de la ratonera, el fondo de armario en lugar de su frente, que siempre luce más. Es a lo que nos ha llevado la era de la comunicación, a comunicarnos peor que nunca.

Una vez me contó mi amigo SIF que la vida es una costra que, crece por encima de nuestra piel. Si no la rascamos aunque sea con la uña, no llegamos a vernos jamás a nosotros mismos. Ni a descubrirnos. Y morimos un día con esa costra encima. Vidas sin romper. Personas sin estrenar.

No hago más que cruzarme con personas sin estrenar. Aquellas que, para no sufrir, se revisten falsamente de capadores de confianzas ajenas y se dirigen a ti con una seguridad en la que, realmente, naufraga en un millar de inseguridades. Al más puro estilo de una mantis religiosa. Como si trataran de convencerse a si mismas impostando certezas. En lugar de convencer al de enfrente mostrándose tal y como son, sintiendo. Van acumulando muescas en las que las dulzuras que algún día atesoraron van quedando prisioneras de un desencanto que, aunque emerge fabulado, se queda para siempre.

El padrón de este tipo de seres va creciendo inexorablemente. Puro manual de supervivencia supongo. Cuando pienso en ellos, elucubro si en algún momento se sentirán realmente a gusto y en paz consigo mismos. Justo, como cuando traviesamente acaricias la espalda y el cuello a tu costilla. Y se deja, quieta, igual que una gata al sol. Mostrándote, se te antoja como la persona más vulnerable del mundo.

Y desde la punta de los dedos te llenas de fuerza. De una clase de fuerza que no es violenta, que te invita, te relaja. Es una explosión de los sentidos, pero no exterior, sino interior. Pornograficamente transparente aún siendo introspectiva. Y me pregunto. ¿Sentirán algo parecido algún día los milicianos del tapar cualquier atisbo de sentimientos con un mohín de adusta soberbia y seguridad extrema? 

Nunca lo sabré por que, a pesar de mi atracción por las religiones perdedoras, nunca he profesado la de no entregarme sintiendo, Aúnque a veces haya causado daño, de lo cual me arrepiento profundamente.

Ojalá que les vaya bonito, como decía la gran Maria Dolores Pradera.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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