REDAÑOS

Me he quedado caviloso tras un fin de semana en el que, tras dejarme caer por los fascinantes San Fermines, he asistido, como rito imperdonable, a la final del mundial.

Al final he encontrado el paralelismo entre la sensación que me he quedado tras enjaretarme, uno tras otro, los ocho encierros y la que me acuciaba, tras el engañoso partido de esta tarde, que ha puesto el epílogo a un campeonato, al que, a salvo de contadas excepciones, he encontrado ahíto de magia.

El quid de la cuestión es la capacidad física. Y es que tanto los toros de Miura o de Fuente Ymbro como jugadores como Pogba o N,Zonzi, son verdaderos atletas. Sansones dotados de un potencial físico que se impone a cualquier atisbo de creatividad o de vis artística, hasta conseguir arrumbarla por completo.

De esta forma, en terreno futbolístico, la existencia de superhombres con un potencial aeróbico que les permite mantener la intensidad durante los noventa minutos, condiciona el espectáculo, convirtiéndolo en algo previsible. Y lo que es peor, arruinando el gen de la creatividad por la vía de achicar espacios al pelotero que termina estrellándose contra el coriaceo muro que se levanta en el centro del campo. Viva el orden y muera el talento.

En los encierros tres cuartos de lo mismo. Las fincas ganaderas incorporaron los taurodromos para habituar a las reses a bravas a correr como método de mejorar su forma física. Como si se estuviesen entrenando para las Olimpiadas. La consecuencia es que el sexteto sube la cuesta de Santo Domingo mejor que los escarabajos colombianos. Y ya no quedan ejemplares descolgados, porque si alguno se ve cortado, retorna al grupo sin la menor dificultad.

La duración de los encierros de esta edición ha frisado los dos minutos, un visto y no visto. Muchos me dirán que no estoy teniendo en cuenta el antideslizante con el que se impregna el suelo del recorrido. Reconociendo su innegable influencia, creo que su mayor efecto, es evitar que los toros se estampen contra la curva de Mercaderes. En lo de batir el récord de la hora creo que tiene más influencia que se esta criando un toro adonis. 

Todo en general y nada en particular nos conducen hacia un encierro previsible. Donde no hay lugar para la improvisación, para la sorpresa, para la ruptura de lo predecible. Igual que ocurre en el futbol. Obsérvese como cada año hay menos cornadas y más magulladuras y contusiones. A esa velocidad no tienen tiempo ni de cornear y se llevan por delante todo lo que se encuentran.

Me preguntaba dónde quedaron los redaños. Aquellos que se invocaban en los ochenta como arietes de las hazañas imposibles. De la gesta heroics. Sin duda, se chocarían contra la corpulencia de Pogba, sin que el árbitro pitase falta, claro esta.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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