TXUQUN

Igual que supuro refracción por la ortodoxia, segrego atracción por todo lo heterodoxo. Y lo que ocurre entre fogones no es una excepción.

Así que, cuando mi compadre IS propuso celebrar nuestro encuentro anual de Bilbao La Vieja en un restaurante navarro-extremeño, se me erizaron las orejas.

Puede ser una de las experiencias culinarias más gratificantes que me ha regalado la hostelería de la Villa en los últimos años. Mixturar la papada ibérica con las verduras riberas o el ajoarriero, me parecía, tan esdrujulo como el equilibrar en el decorado del local el pañuelo rojo pamplonica y el negro extremeño floreado en fibrana.

Pero empastan, vaya que si. Armados de valentía extrema, no sólo conjugan lo mejor de ambas cocinas sino que incorporan travesuras más propias de cocina sudamericana, como el cilantro o el mango, u otras asiáticas, como el wasabi. Carta corta, perfecta para compartir robando a cucharadas desde el propio emplatado. Unas alcachofas con cerdo ibérico de premio Nacional, pimiento de cristal con trufa, un tataki de viera y zamburina de escándalo,, un tiradito de carne de cerdo de las adictivas y unas carrileras en salsa de pacharán y chocolate cuyo retrogusto no te deja de rondar horas después por las papilas gustativas fueron nuestras benditas elecciones.

Orgasmo para el paladar en un lugar especial, hecho probablemente para clientes con ganas de que les estimulen pinchando en sus costados. De repostería ejecutada por Paula, alicantina de interior, me quedo con la tarta de Torta del Casar. Como para echar una sentada dedicándose en cuerpo y alma al estilo mindfullness.

Atmósfera de logia masónica en el local. Pocos y elegidos buscando acceder a algo distinto. Desde el jueves tienen un masón mas. Txuquners los llaman ellos. En mi caso soy demasiado talludo como para utilizar anglicismos modernistas.

Sólo falló una cosa. La mitad Navarra de la cocina contestó a mi pregunta sobre quién fue el primer extranjero de Osasuna, con la respuesta fake con la que detectó a los falsos roijillos. Robinson contestó.

Como puede ser que un tipo de Los Arcos no recibiera de sus ancestros el legado del nombre de un danés. Michael Perdersen que fracasara de verdad, Ahí hay margen de mejora.

Asier Guezuraga