Chica9 se pone levantisca ante los ardores rojiblancos de la semifinal y desembarcamos en la calle buscando evitar el que nos arrostre la riada.
Como no hay nada mejor para ganar clarividencia que no estar concernido con lo que ocurre, igual que es más fácil dar consejos sobre lo que hay que hacer a los demás que aplicárselos a uno mismo, me dedico al efímero arte de la observación.
Lo que me permite clasificar los distintos gruppetos. Todos ataviados con la remera rojiblanca, todos preñados de ilusión, aunque no a todos les queda bien. Vamos con el desglose:
A) Los caducos. Hombretones que, triscando la setentena, no se dan cuenta que ya lo dieron todo cuando tocaba, y no eso cuestión de perder el decoro enfundándose una camiseta que queda bien cuando estas joven y lozano, pero no cuando el riesgo de ictus pende sobre tu calva. Suelen salir en grupo de comilitones de maitines y para las cuatro se les percibe en la cara lo que echan de menos la siesta diaria.
B) Los disfrutones. Ni van al campo, ni saben el nombre de más de un jugador del equipo, pero salen a devorar el cachondeo a la mayor oportunidad. Sea el Athletic, la Fragata Leonor que atraca en el muelle de La Karola o la jornada de puertas abiertas del aniversario de Bilbao. Lo importante es enfervorizarse por algo.
C) Los cincuentones. Reverberan esplendores de la cuadrilla de machos, sin darse cuenta que ni son ya cuadrilla, sino la recolecta del camión de la basura el jueves en los que se depositan los trastos, y que las hormonas les han bajado a la baja cintura y la papada. Una cosa que nunca he entendido y me parece una vulgaridad es que tienen un pack vestimenta de camiseta de Athletic y pantalones cortos, aunque escarche el agua en la calle.
D) Las Mamy booms (término acuñado por mi compadre “ME”). Llevan demasiadas mañanas amaneciendo convencidas de que el principe de antaño se ha convertido en sapo grotesco por lo que aprovechan cualquier ocasión para ponerse monísimas y lanzar al cielo sus virtudes (esas que no les valoran cuando juegan de local).
E) Los Históricos. Aquellos que desempolvan un rosario de camisetas retro. Te puedes cruzar en la misma calle con tipos con el nombre de Cachorro, Núñez Carapeto, Oskar Alkorta, Juanjo Valencia o Ángel Vélez Moska, que por si alguien no lo sabe fueron otrora jugadores del Athletic. Me quedó epatado por ese gen exclusivamente masculino de cultivar el síndrome de Diogenes deportivo hasta sus últimas consecuencias.
F) La Chavaleria. Excepción hecha de seguidores concernidos por la marcha del equipo, a los que profeso admiración reverencial porque he cometido el mismo pecado tantas y tantas veces, el resto interpretan la jornada en clave de Moma. Aprovecho el jolgorio del día y, si gana, me voy a Moma a celebrarlo. Y si pierde, también.
G) Los Ligones. Seres necesitados de afecto emocional que lo utilizan todo, un Ibilaldi, la prueba de la selectividad, una concentración de moteros o la semifinal europea para tratar de amartelarse con un congénere. Hay tantas mujeres desesperadas por tener un hombre, el que sea, como hombres desesperados por tener una mujer, la que sea, que suelen acabar juntándose unos con otros, y así sale el mundo insatisfecho.
H) Los Atrezzo. Esos que se visten con bombín, cabeza de león (una o varias), traje de tres piezas rojiblanco, visten a su perro con la melena del león, o a su hija recién nacida con un mono a rayas blancas y rojas que hace que no sepas si es una niña o el estuche del salchichón. Una versión chirene del Todo er mundo e güeno de Manolo Summers.
Hay más, pero los dejo para otro día.