BESOS

Uno de las dádivas que te reportan los lustros es que la acumulación de las heridas de la vida facultan, por el mero hecho de haberlas padecido en tus carnes, para hacerte cargo del desfallecimiento del otro.

Y como consecuencia, le tomas la perspectiva a la afrenta. Todos tenemos más memoria para las ofensas que nos hacen que para los favores recibidos, por eso hace tiempo me impuse el rotar el eje en la interpretación de la ofensa. Plantearte lo que opinarías o sentirías si tomaran la misma decisión arbitral contra tu equipo favorito que jaleas enfervorecido cuando se dicta en su favor.

Solo si pasa ese tamiz es cuando puedes atribuirle la condición de afrenta.

Chica9 esa mujer aun joven, hermosa e independiente que ama más la ternura que la dureza, más la efusión que las lentitudes y más lo sensitivo que el artificio se ve sometida a una gabela de dolor por no poder volver a besar. Y ya se sabe que los besos, que son un espléndido alimento del amor, pueden convertirse en veneno cuando se te necrosan dentro, sin posibilidad de darlos  Sobre todo, cuando te son vedados por un mandato divino en el que te cuestionas la competencia de esa divinidad.

Ese tributo es el que te permite concluir, como solo ocurre cuando has presenciado todo los ciclos de una vida ajena, que en la infancia la expresividad de un rostro reside en la carne; en la madurez reposa en los huesos, y al llegar a la vejez lo más expresivo es la piel donde se han ido labrando las arrugas que no son más que la suma de los reveses que acumulas y la necesidad de renacer cada madrugada.

Eso te ocurre cuando te das cuenta que los que mueren son siempre los otros. Y eso obra el efecto de echarte el alma a los pies.

Elevaremos el alma. Para algo el 9 es en el cristianismo la plenitud y el juicio divino. Hasta concluir que todos los besos los diste a su tiempo si los sintió el que se los llevó consigo. Que cuando todo se complica, se puede perder o ganar, pero lo que no puedes es tener luego la sensación de que no estuviste donde debías, de que no hiciste tu parte o no asumiste la carga destinada a ti.

Por eso su número es el 9

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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