ADICCIONES

La vida estaba llena de pequeñas y grandes tragedias. Cada cual tiene la suya, que en muchos casos no acepta el endoso como si fuera una letra de cambio. Y las propias nunca son pequeñas sino demasiado enormes. Lo percibes cuando te toca sostener el peso entre tus manos.

Entrampado en los cincuenta, una edad propicia para descubrir certezas, hace unos años que he  constatado una que se erige dentro del poker de plagas de nuestra sociedad, la indisponibilidad del tiempo.

Vivimos sumidos en una anticipación negativa del tiempo libre. Treinta años después de comenzar a trabajar soy muchísimo mas productivo de lo que era cuando comenzara-Me han ayudado las mejoras tecnológicas pero hasta hace poco tiempo me seguía autoexplotando laboralmente y embarcándome en nuevas actividades, fueran estas lúdicas o personales, para volver a carecer de tiempo para mi.

Para combatir el estadlo carencial han disparado con el tocomocho de la reducción de jornada. Me puede parecer una buena medida para que la grey cobre más por trabajar menos (al mismo numerador le corresponde un menor denominador) pero que nadie piense va a venir con la pedrea de un tiempo para el disfrute.

Cuando escucho un anhelo de jubilación expelido con el ansia del que fuera la tierra prometida del tiempo por delante, siempre pienso en que la práctica mayoría de los jubilados que conozco vuelven a quedarse sin tiempo libre por la via de sustituir unos desvelos, los laborales, por otros los personales. Llevan al colegio y recogen del bus a sus nietos, se apuntan a media docena de cursos y a la universidad para mayores y a un programa de voluntariado. Cuando la edad les canta la bola del laberinto de los tratamientos médicos y las ocupaciones postizas, como abrir al del mantenimiento de la caldera de la casa de sus hijos vuelve a no tener tiempo para nada.

Probablemente, seremos unos adictos a la carencia de tiempo y a la adrenalina de ese urgencia vital que te hace estar continuamente preocupado por lo que aun no has hecho. Una de sus ramificaciones el agotar los plazos con los que contamos para terminar un encargo. Siempre terminamos apurando la foto finish.

Y lo peor es que segregamos unas adictivas endorfinas del deber cumplido. 

Hay algunos que se dieron cuenta. Y otros que no, Chica 9 incluida.

Igual que hay hombres que sonríen con un gesto de astucia cuando engañan al acreedor o demoran el pago, y otros , sencillamente, no soportan tener deudas; su honradez y su aprecio por la equidad les hacen sentir que han recibido más de lo que dieron, y no descansan hasta que encuentran la forma de pagar lo que deben.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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