Y el tipo normal en el fútbol llegó sin avisar. Mira que no me prodigo pero ayer las circunstancias, el sold out de la película de Calparsoro al que pensé acercarme con Chica9 y un tazón de murria invernal (lo jodidamente aspero que es enero en Bilbao) hicieron que me lo topara.
Me embaulé la segunda parte del Espanyol -RealMadrid con esa atracción que desprende el mito de David contra el gigante Goliath. Ese equipo con aroma de looser del que su gran ponedor, José María Lara padre (andaluz creador del imperio Editorial Planeta decía que ser del Espanyol era caer de espaldas y partirte la minga).
Y tal aparición mariana, allí estaba Manolón.
He de reconocer que sabía de él,; ser adicto radiofónico te otorga un conocimiento insípido sobre la vida. Y me había sorprendido que, aún formando parte del aborrecible fútbol moderno, se le entendía cuando hablaba y no machacada el discurso oficial.
La comparación con Ancelotti puso de su parte. Eran como una foto y su daguerrotipo. Manolón calvo y con barba de presidiario facineroso, el italiano con cabllera cana de patricio romano. Este porte solemne, de triunfador que muestra poderío vistiendo un abrigo piel de melocotón comprado en las galerías Vittorio Emanuele de al lado del Duomo. Nuestro héroe con chaqueta deportiva comprada en los tres días sin IVA de Primark.
Hacia aspavientos en la banda, brazeaba, lanzaba esputos por la boca y juraba en arameo contra el árbitro, las gambuetas de Vinicius y los años en los que al perico los compañeros de clase le daban collejas por ser del Espanyol y no del Barça. Todo en el mismo minuto, recitando inagotable con la víspera del miedo del que le han jodido el regocijo cuando ya lo acariciaba con la punta de los dedos.
Lo mejor de Manolón, le he rebautizado como aquel personaje de Pulgarcito, que ejercía de conductor de camión, por que en esos años de campo de barro que no vivieron los entrenadores heroes del fútbol moderno simultaneaba con el tajo de conductor de buses, es que es tal y como le ves. No hay trampantojos, biceps, tabletas, tatuajes, fotos retocadas en Instagram o quimeras inalcanzables después de pagar hipotecas, el seguro de los muertos, la seguridad social y la quimera.
Porque aunque no lo parezca, puedes ser persona aspirando a ser normal.
Gracias Manolón por la lección.