NEGOCIAR

Lo dijimos a coro. Nos fugamos.

Santo Tomás, o su apócope SanToto como le llama la chavalería es territorio hostil para todo aquel haya nacido antes del 2000, viva del agro, no se hubiera caído a la marmita de la fiesta o tenga un coeficiente intelectual superior al 70, número que marca la frontera de la deficiencia.

Así que, al rebufo de Chica9 aprovechamos la no lluvia para a explorar territorios de ultramar en la esperanza que a la vuelta no quedara rastro de un solio vaso de plástico, olor a aceite de fritanga y miga de talo Fake,

En la comida empezamos a pensar en las distintas formas en las que negocia el vulgo. Por osmosis profesional, ejemplificamos con la compraventa de casas en el mercado inmobiliario:

- El Aniquilador (también llamado listillo) Ese que cree haber olisqueado la necesidad del vendedor y le hace una oferta a “derribo”. Igual que hay tipos que sonríen con un gesto de astucia cuando engañan al acreedor o demoran el pago pegándole un tocomocho al prestamista. No se dan cuenta que queriendo valerse del tonto, muchas veces terminan convirtiéndose en él, solo por hacer una oferta que no aceptaría ni un condenado con el cuello en el garrote vil. Por su cuela, suele añadir ufano

Una compañera del laboro utilizó esta táctica y no creo que le haya cuajado.

- El Desmoralizante. Cuando entra en una casa o un local detona un combate sicológico para arruinar el valor del producto. !Pero que obra tiene este piso! !Cómo se ha puesto este barrio! !Qué lejos queda el metro, esto esta absolutamente a desmano!. Piensan que la moral del vendedor se va a desmoronar como un castillo de naipes a cada cañonazo de miseria que salva de sus labios.

- El Ecléctico. Sólo sabe decir “ni pa ti ni pa mi”. Si recibe una oferta de compra en cincuenta mil euros siempre contesta ni la ti ni pa mi, lo dejamos en la mitad. Piensa que en el punto medio reside la justicia, lo cual es una soberana majadería, porque de lo poco que hayas vivido te das cuenta que en lo de mentir, como en casi cualquier cosa, lo peor es quedarte a medio camino.

- El Brasas. Piensa que llamando a todas horas, y estando continuamente dando la pelmada, como ese pretendiente a novio pertinaz con el que te terminas liando sólo por su combatividad, se va a llevar la presa. Funcionaba hasta que se inventó el bloqueo de llamadas y de WhatsApp’s. Fíjate que es iluso que no se entera (utiliza como eufemismo que esta interesándose cuando es un tabarras) y piensa que la mala suerte le persigue porque siempre que llama comunica. La tecnología, que siempre se conjura contra la gente de bien.

- El Honrado. Este es un espécimen que me encanta, por que no se si es el más jeta o uno de esos hombres que sencillamente no soportan tener deudas; su honradez y su aprecio por la equidad les hacen sentir que han recibido más de lo que dieron, y no descansan hasta que encuentran la forma de pagar lo que deben. Negocia diciendo, yo hasta aquí puedo llegar. Suele pasar la frontera autoimpuesta.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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