FELIZ WHATSAPP

Te mando un what,s. Con esa frase han caído gobiernos, relaciones de pareja, entrenadores de fútbol y se ha mandado a la Rue al amigo caído en desgracia que ya era plasta cuando lo conociste en un pupitre de primaria.

El whatsapp ha desplazado a la comunicación verbal hasta hacerla primariamente innecesaria. Baste como ejemplo el día del cumpleaños. Antaño te llamaban unos y otros, recuperabas conducto el pulso de sus vidas; vamos que el escuchar su voz te acercaba a ellos.

Nos han robado la voz del amigo y el familiar. Y la voz denota el estado de ánimo del interlocutor. Por ella, eres capaz de intuir si esta alegre, decaído, constipado o ronco, que son, al fin y al cabo, los latidos del alma de cada uno.

Ahora, el día de tu cumpleaños, recibes un aluvión de whatsapps. Los puedes incluso clasificar, el antiletras que te endosa con unos signos de admiración media docena de tartas con velas humeantes o un hachón que puede valer igual para tu cumple o una cofradía de semana Santa. El que evacua un mensaje de felicitación con la misma gracia con la que el funcionario expide una notificacion de alteración de valores catastrales. El ortografías, que se come comas, puntos y omite haches, por lo que no sabes muy bien si te está felicitando el cumpleaños o mandando un mensaje con el código alfa que utilizaban las SS.

Y llegamos al culmen estomagante. El mensaje grupal. Pongámonos en contexto. Por esos restos y reliquias de tu actividad social te afiliarón en 2014 a uno de esos azotes modernos, los grupos de whatsapp. Digamos que era de pádel, y allí sigues a pesar de que jugaste un solo partido del que saliste tarifando tras preguntarte que hacía jugando a eso un bizarro de Gernika.

Pues el día de tu cumpleaños, a pesar de que has cumplido voto de silencio cuan monje trapense, emerge de tu subconsciente Pádel Group, como la culpa no resuelta que por mucho que la escondas en un armario reaparece ante ti. Lo hace con un mensaje de felicitación del único tipo con el que te relacionadas, el mismo que insistia en que el pádel era el deporte idóneo para la estructura corporal que se te había quedado a los cuarenta.

Cuando estas preguntándome la razón por la que ese tipo no se comunica contigo por privado, empiezas a recibir una catarata de mensajes en el grupo con una sola palabra “ZORIONAK”. No conoces a nadie, pero por ese convencionalismo social, todo Dios, bajo la grafía de teléfonos que te son ajenos, te felicita. Aunque no sepan quien coño eres ni si eres socio del Puerta Bonita, sastre o merchero.

Como siempre ocurren en una pareja fuerzas magnéticas te unen a tu contrapunto. Sigo felicitando de viva voz a las personas que verdaderamente me importan en su cumpleaños, mientras que Chica9 se alista en las filas de los que evacuan mensajes de whats.

Aguantaré. No me queda otra con 51