LA BOLSA

Este fin de semana me he rilado y he puesto la calefacción de casa. Que para colmo, es de gas.

Después de volcar todo mi empeño en abrigarme tras la retreta patriótico energética de Mr Sánchez, me he dado cuenta de que  no era suficiente. No era capaz de soportar el frío pelón y, sobre todo,  la humedad portuaria del Bocho.

Y he sido débil. cDespués de muchos meses, he pulsado el botón On de mi Caldera, y, ya embebido por la adrenalina del pecado, he subido el termostato a 23. Que en eso de pecar, lo peor, como en muchísimas otras cosas, es quedarte a medias.

Antes de desesperar lo había intentado , a base de suplemento de mantas, incluso rescatando  un quinqué, pero me despertaba helado.

Así que he terminando añorando aquellos gadgets que manejaba mi abuela en la casa materna de Bermeo, y que obedecían a nombres deliciosos como infiernillo, calderín o faltriquera. En aquellos maravillosos años en los que hablaban de ti en tercera persona, tapa al niño para que no se enfríe.

Si había un par de protagonistas en aquellas gélidas noches invernales, eran la manta eléctrica, con el pulsador de color blanco desde el que ibas abriendo gas numero a numero y la bolsa de agua calie de cuadros.

Esta última era todo un canto a lo efímero. Más y menos lo que ocurre con la tortilla de patatas, donde los preparativos son un coñazo y desaparece sin que te des cuenta (sobre todo entre las hordas juveniles). Tenías que calentar agua a temperatura del pozo del infierno, meterla con un embudo por el gollete plastificado y, lo más difícil, conseguir no escaldarte en el trasvase.

La inmersión en la cama era fabulosa, pero aquel calor inicial duraba menos que el sabor a un chicle Trident. Al despertar, notabas como si en tus muslos se derramaba un blandiblu viscoso.

Y aún así dormIiamos calientes y felices. Ya se sabe que el secreto de la felicidad es reducir la expectativa.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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