FRENESÍ

Rebuscando en el retel de la memoria pescamos descatalogados, en forma de persona, inertes, semoventes, negocios o palabras. Pero hasta hoy no nos habíamos encontrado con días de la semana que pasaron a la historia.

El día que no ha sido capaz de arrostrarse a ese castigo divino llamado  modernidad es el domingo. Y concretamente el domingo por la tarde. Hace cuarenta años, por situarnos en una coordenadas, decir algo, no vamos a decir que eran un frenesí, pero, al menos, eran territorio socialmente habitable.

Los matrimonios íban al cine, (era día de llenazo) los novios pelaban la pava, y compraban castañas en invierno y helados en verano, y las familias de bien se iban al Bingo. Por su parte, los tallludos bailaban en el chicharrillo de La Casilla, los beatos a misa de siete por si caía un milagrillo y txikiteros y demás alternadores no discriminaban festivo y mantenían su liturgia.

Ahora, a partir de las cuatro de la tarde, que es cuando los cuadros que han salido a beberse la mañana se recluye en sus aposentos después de alargar el paseíllo matinal, parece que ha caído una bomba de neutrones. Si hay fútbol en San Mamés, el asunto se dulcifica porque entre idas y venidas, hay cierto movimiento. Pero en los días de vigilia rojiblanca, las calles del bocho parecen la sede de PODEMOS del barrio de Salamanca. 

¿Quien sale un domingo por la tarde?. Basicamente tres tribus urbanas. Frikis y desparrapados sociales entre los que me incluyo (en mi caso al menos voy a currar). Etnias obligadas al garbeo dominical porque es su único asueto laboral. Y, finalmente, aquellos a los que no queda más cojones, padres primerizos con carro de bebe en ristre y paseantes de perros para que se alivien de visitantes y no ensucien moqueta y cortinas.

¿Y qué queda de esa mixtura? Pues un auténtico erial. Los bares, salvo los que trabajan el Home Delivery, no abren porque el panorama no presagia recaudaciones extensas, y sólo ves riders llevando comida a domicilio en su cesta tortuga mienrás se juegan la vida. 

 Para completar la foto tenemos que preguntarnos a qué se dedica el populo en casa. Mas menos a sacar lo más primario de sí mismos, y atiborrarse de dulces y comida basura o a alcoholizarse (o todo el mismo tiempo). Es tarde de sentada consumidora de deporte y bazofias televisivas. Todo para no deprimirse por la inminente llegada del lunes, para terminar igual de deprimidos, pero más fofos y, borrachos y con la inquietud intelectual al nivel de los concursantes de La Isla de las Tentaciones. 

Como siempre el aburrimiento es el mayor campo de ocurrencias. Conozco a un tipo que cerraba las persianas y apagaba la luz de casa a las seis de la tarde para que sus niños pensarán que era de noche, se durmiesen y le dejasen en paz unas horas. Algún matrimonio se ha roto y otro, cosas veredes, organiza partidas de parchis para matar la tarde.

Al final no se está mal trabajando.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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