NOVENA DE CCGG: EL ACABOSE.

Persianazo a las CCGG con la miurada y tres menesterosos con necesidad de que la bolita caiga por una vez en su cubículo. Como suele ser habitual en este negocio, el cambio oficial que les reporta su esfuerzo ímprobo para vencer las dificultades es, poco más que mantenerse vivos en la carrera.

Uno de los mantras que se repiten en la fiesta es la leyenda de los toros de Miura, cantando sus juglares su fiereza y emoción. Ese halo se engorda mediante los mensajes, debidamente lanzados, sobre sus triunfos en lugares recónditos de la geografía (esos que nadie ve). Más o menos lo que le ocurría a María Jiménez cuando siempre triunfaba en Hispanoamérica y no vendía un triste casete en las gasolineras nacionales.

El reivindicarse en base al legado es más menos lo que ocurre con ese trabajador de la empresa que, en el momento en el que le cortan las ínfulas desproporcionadas que tiene contesta, con todo lo que he hecho por esta empresa para recibir este trato¡¡¡. 

Llevo años viendo corridas de esta divisa y me parecen una completa turra. Invariablemente carentes de clase, con una anatomía propia de un facocero africano y sin generar más opciones para el torero que la de inmolarse viendo pasar los cuartos traseros del contenedor que dejan detrás.

El primer asalto de la turra fue para López Chaves, que un día nos invitó gentilmente a un plato de jamón en Salamanca. No pudo hacer nada, más allá de estar digno, con el primero que volaba como un reactor a la altura de su cabeza, mientras que, de su segundo sólo decir que el Museo del Antilope perdió una ejemplar perfecto para su exposición itinerante. Me sigo quedando con el recuerdo de la faena a aquel Cebada llamado Minero.

Respeto a Escribano lo suficiente para no opinar con franqueza sobre su desempeño y el de la cuadrilla que le acompañaba. Desperdició vilmente al cinqueño de La Palmosilla que derrochaba clase y recorrido acreditado para entrar en el quinteto de toros de triunfo de las CCGG y le mandó a rendir cuentas a la presencia del Creador por la via express del bajonazo alevoso. En el quinto, sus peones pasaron de uno en uno clavando los rehiletes como en la competición nacional de dardos para, en el ultimo tercio, hacernos presentir que íbamos a presenciar la nada y la nada presenciamos.

Fortes, que vino vestido de enterrador de Lucky Luke, se agarra a la profesión con la misma persistencia que gasta el mosquito que no abandona tu habitación en verano. En el tercer capítulo del turre miural tuvo que zapatear, vocear, e implorar para poder comer media ración de garbanzos duros. Y eso por la derecha, porque el piton izquierdo helaba a un iglú.

En el último que era único con hechuras ciertas de Miura, decidió, como le ocurrió a la armada invencible, que no le habían mandado luchar contra los elementos (vendaval, lluvia, sopor general y murria extrema), así que tuvo el buen gusto de abreviar.

Solo espero que el veedor de los toreros que ha elegido el sexteto del muermo que nos hemos tratado esta tarde tenga el detalle de aventurarnos el número del gordo de Navidad, para no comprarlo.

Hasta el año que viene.

Tenemos  mucho tiempo. Suficiente para reflexionar.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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