FARENHEIT A CELSIUS

Bilbao no es lugar para calores extremos. No estamos acostumbrados.

Y la falta de costumbre detona comportamientos extraños que ponen patas arriba lo que, de ordinario, es una villa ordinaria con procederes parejos y propios de lo que antes se llamaba gente de orden.

Por poner unos ejemplos. Cuando llueve en Canarias, el conductor, poco avezado ante las precipitaciones, conduce medroso. Y el miedo, como el de los toreros, se regurgita. En el caso de la conducción en forma de accidente.

El catón durante la canícula es una buena elección de horarios y terrenos. En el sur o en Madrid, la gente alterna a deshoras. Sale a la mañana a aliviarse, y de última hora de la tarde hasta la madrugada a tratar de arañar la fresca con lo que se alarga la vida. Entre el Ángelus y media tarde las calles son un desierto. Que sea otro el que se derrite.

Y en Bilbao, si algo está claro es que la grey no sabe combatir el calor. Sale con chaquetilla por la mañana (por si refresca a la noche cuando han dado 45 grados) e incluso hay quien (en palabras de Chica9 un cuadro) lleva el paraguas en la mano a las 8 de la mañana porque el matinal de la radio ha predicho que puede caigan unas gotitas a la tarde.

Y los atletas domésticos salen correr al mediodía pensando en que la brisa de la Ría les aliviará. Cuando el día anterior se murió un pato de una insolación.

Somos una villa de gabardina, terno elegante y colores oscuros. De celebración familiar elegante con invitados salidos de un picnic en Horchestrer. De chaqueta de entretiempo por si refresca de noche, de playa a partir del cuarenta de mayo. Y de sanjuanadas, para iniciar el verano y clausurar el mismo cuando arde Marijaia.

Pero, no para vivir a expensas del calor. Para eso están los demás. Y para ser los demás ya están ellos.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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