EL MESON

En el blog siempre nos quejamos de los locales y restaurantes caídos por la hordas de la modernidad. En el caso del Mesón Lersundi, lo que extrañaba es que no hubiera cerrado todavía.

Cumplia con todos los mandamientos de un negocio en involución. Personal a manta, metros cuadrados de centro de convenciones, mobiliario arcaico y comida tradicional de las de puchero y rebosar el plato. Y aún así seguía ofreciendo Menu del Día de auxilio social.

De esos de papel blanco pegado en la puerta con cuatro tiras de celofán. Escrito con boli, cuatro primeros, (donde como en los grupos de la champions hay siempre algo de puchero, alguna verdura y una ensalada con apellido tramposo como ilustrada o de la casa) y como segundo escalope, pescadilla y alguna tortilla con aderezos contados.

En los últimos tiempos se acercaban tres religiones. Los currelas, los jóvenes de cartera pelada y el turisteo de chancleta que sabe que de pintxos gasta más que en un menú degustación del Zortziko. Analizaban con mirada escrutadora, la oferta gastronómica, que se movía a lo ancho de la cintura de Shakira, y tras el avaluo de lo razonable del precio entraban confiados con la añagaza de que el menú incluida gaseosa y vino (y que vino).

Antes había pasado por allí todo Bilbao en aquellos tiempos del destete nocturno. El presupuesto de la cena del Lersundi te permitía alargar la noche sin problemas. Además, como gastaba costumbres laxas, y era bien recibida la reina del contorsionismo o el streaper apodado ”el culebra“, fue tierra de despedidas de soltero y soltera. Que se han convertido en una de las lacras del Bilbao contemporáneo.

Por lo que cuentan sus rectores en la Gaceta oficial de la villa, la cocina necesitaba unas reformillas, lo que suena a que su última mejora debía datar de cuando Unamuno fue desterrado a Fuerteventura. Y con lo bajo que cotizaba la noche del bocho, no iban a meterse en una inversión (ni que antes hubieran reactivado el sector de reformas y mobiliario con sus invectivas)

El paseo hacia el cadalso comercial lo hicieron a media asta por la baja afluencia de parroquianos por lo que utilizaban medio salón, me imagino que echando un telón de plástico como el que echan en el polideportivo del pueblo cuando hay clase de pilates y balonmano a la misma hora. Pero claro, con aquellas modernidades los aquello ya no era el Lersundi pletórico de doble turno.

A ver cuanto tardan en poner un bazar chino. Sitio tienen de sobra para meter cachivaches.

Descanse en paz y que alguien atienda a los currelas que deja huerfano por favor.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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