LABRADOR

San Isidro Labrador significaba en la Bizkaia agro tiempo de siembra, plante lo que quiera que saldrá, se decía. Cuatrocientos kilómetros a sur, allá por el Foro, se organizaba la feria taurina por antonomasia, que veíamos por TVE, y tras el ostracismo, desde las catacumbas del Canal +.

Por coyunturas vitales y profesionales, he sido asiduo a los tendidos de Las Ventas, de la que llegué a ser abonado, aun sin disfrutar demasiado del serial. En los últimos treinta años, rara vez no he pecado al menos una vez. Lo que te da cierto poso y la facultad de aprehender la idiosincrasia de la plaza.

Porque cada plaza, igual que ocurre con cada familia, matrimonio, teatro o pueblo tienen sus propias idiosincrasias que se materializan en pequeños gestos, manifestaciones o costumbres, invisibles salvo que te hayas hecho habitual o lugareño. Lo percibes cuando comienzas una vida en pareja, donde no entiendes la razón por la que el pegado guarda en la nevera los yogures sin quitar el cartón o las latas de refresco sin retirar el condón que las envuelve. Cuando en tu casa, cualquiera de las dos, hubiera granjeado pecado de excomunión.

Mis recuerdos venteños volaban hacia corridas junto de mi compadre JU en la grada del 3, rodeados de magníficos aficionados gran reserva, los mismos que, con sus matices, podías encontrar en cualquier otra coordenada de la plaza. Es esta, afición en la que se requiere acreditado rodaje, por lo que se detecta pronto a los impostores.

Así marchaban las cosas hasta que llegó la pandemia. La vuelta a los tendidos, el pasado fin de semana para ver la salida por la Puerta Grande de Ángel Téllez y un engendro de corrida de la juventud, me caí del caballo. La impresión fue, más o menos, la que tienes cuando, diez años después, te reencuentras con la hija de un amigo, a la que recordabas con trencitas y canesú, y te aparece una gótica apasionada del Dark Wave.

El aficionado se había replegado (o muerto) para dejar su lugar a un aficionado de aluvión vocinglero y disfrutón. Un público heterodoxo, madrileños o no, provisto de un fervor lúdico que no solo se queda en lo taurino. Así, Las Ventas se nutre fundamentalmente de espectadores jóvenes, que van a la plaza a las 19.00 y se marchan un puñado de horas más tardes impregnando de vitalidad de Las Ventas antes, durante y después de los toros. Hay que decir que después de la corrida, hay música en directo en su interior y litros de alcohol dispuestos a correr por las venas y otros/otras de tu misma especie por conocer que siempre ha sido lo más motivador en esas edades que todos tuvimos.

Son manifiestamente jóvenes de estética Cayetana, con conocimientos limitados, pero que no están dispuestos a que nadie les malogre la tarde que ellos han construido en su ideario con la vitola de triunfo en la plaza y en la fiesta nocturna posterior.

Así que jalean la calidad del muletazo en el embroque, da igual como se vacié o remate si he decidido que será bueno, lo del sitio se la bufa, y lo único importante, es que la película se mueva porque la velocidad, a sus ojos de mirada distinta a la de Pepe Alameda, imprime importancia a lo que se hace en el albero.

En esa atmósfera, Faustino El Rosco, quejándose con voz aguardentosa y el 7 gritando toro, toro, toro,.., quedan como un pasaje decimonónico. Más o menos como el barquillero que se viste con el uniforme para ver si saca un puñado de euros al turista despistado en las fiestas del patrón.

No digo que lo que vi fuera malo, solo que es distinto a lo que estaba acostumbrado a ver. Me imagino que sentiría lo mismo que mi aitxitxe cuando presenció la primera actuación de Ramoncín en la primera cadena. Con el ojo pintado cantando Marica de Terciopelo, cortocicuitó con El Rey del Pollo Frito. Tampoco era aquello a lo que el estaba acostumbrado.

A el le tiro del asiento el de la Elina y a mi el outfit Cayetano. Siempre hubo clases.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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