GIGANTISMO

El domingo por la tarde ha quedado como un atavismo social. Mas o menos la misma antigualla del toro de Samuel  Flores de la foto que corona este post barrigueando el burladero de Las Ventas. Al estilo del el oso  que danza al son de la pandereta del zíngaro.

Dicho de otra forma, a partir de las seis de la tarde, a no ser que haya fútbol o algún  mandado inaplazable, no sale a la calle ni El Pupas y los que salen podrían haber rodado como extras la mítica Acción Mutante de Alex De La Iglesia.

En los domingos de la modernidad se ha impuesto un alargue chiclero del plan de la mañana, que alcanza hasta la orilla de las primeras horas de la tarde. Llegada a casa achispado y medio comido, siesta del carnero, y a escoger en tu enclaustramiento una forma beatífica de dejar que se vaya derramando la tarde sin estridencias. 

Fruto de la observación de tantas jornadas  dominicales  he podido concluir que quien se aplica con fruición a la molienda del plan matinal pertenece en sí mayoria a una edad. Esa en la que parece que necesitamos estar moviéndonos, aunque no sepamos muchas veces para qué, ni hacia dónde, ni durante cuánto tiempo. Sin poder esquivar esa sensación de desasosiego por haber perdido la gracia y el encanto de la juventud, y no digamos de la infancia, y no haber logrado aún ningún fruto que nos dé la reputación de adultos.

He llegado la conclusión de que lo que se trata en el domingo es de olvidar esa sensación que eres consiente tomará cuerpo de fantasma el lunes cuando emboques el camino de la mina. Y ya se sabe que los fantasmas rompen las cadenas, atraviesan los muros, entran por la noche en la habitación, se sientan a tu lado al borde de la cama y te susurran al oído un mezcal de miedos. Y si se mojan en alcohol socializado es porque, golpe a golpe, has constatado en carne viva, que tu fantasma no puede ser herido, con puñal ni con bala, ni ser desterrado ni quemado hasta que no arda entero el castillo con él dentro.

Hacerse mayor consiste, básicamente, en descubrir, y sobre todo digerir, que al mundo le resultas indiferente, que nadie te oye ni te escucha. Y que nada se detendrá cuando los benhures de la mula salgan disparados hacia el desolladero llevándote enganchado.

Eso es lo que se sustancia el domingo. La certeza de que legará indefectiblemente el lunes.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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