HEROES

Podemos ser héroes un día nada más, lanzaban los Parálisis Permanente más o menos en la época en el que Benavente se dio el cacharrazo con el camión en Alfaro. Por ahí andaba mi compadre JU acompañando con la guitarra.

Los hay que no les dicen nada y los hay mitómanos. La afección acostumbra a ser directamente proporcional a la capacidad de soñar e imaginar. Si es crecida los tienes, porque buscas en el héroe aquel que un dia te emocionaria ser. No por alcanzar el oropel, sino tan sólo una meta volante en la que entrar manos en alto.

Antes, los héroes eran locales. Porque los sueños infantiles estan hechos de un material pesado, que no volaba más allá de tu radio de acción. Como las cometas que siempre están ligadas al suelo por una cuerda que compone un lastre las hace terrenales.

Así, cuando metias un gol por el lado del jersey que no tapaba el portero, tu héroe era Carlos Ruiz, que había quedado máximo goleador con el Athletic. Sin saber demasiado bien como se podía ser medico y máximo goleador al tiempo. Era imposible sentirte Beckembauer o Pelé porque sólo salían en los cromos de los mundiales, y con ese pienso no alimentabas a tu imaginación.

Los boxeadores querían ser Urtain. Benito Canal o Senin y los ciclistas tenían mucho más que elegir, porque está siempre ha sido tierra txirrindulari. Con lo que el ramillete era más amplio y te permitía elegir entre esprinter o rey de la montaña. Ya en en aquellos tiempos nadie quería ser gregario.

En mi caso, como soñaba (mucho) y jugaba al basket, de forma esencialmente fajadora, igual que todo lo que he hecho en mi vida, el pequeño héroe de barrio era Roman Carbajo. De mi equipo, el Caja Bilbao. Que también era el de Chica9, pero con esa información y con ella me sorprendería la vida mucho tiempo después.

El cimarròn de San Francisco, lucia el número 5 de la auriazul. Jugaba poco, pero tenía garra y carácter. Hizo una dupla de pivots suplentes con Morti, otro que se nos fue, que dejaron mucho más recuerdo que unos titulares de los que nadie se acuerda ya.

Tras salir de Bilbao, derrochó andadura declinante. Breogan, Orense, y Festína Andorra, creo recordar. Le perdí de vista hasta que por una placa supe que había conducido la cara sería de la vida hacia el mundo inmobiliario. Ya hace muchos años de eso.

Ayer me reencontré con el. Dentro de su coche aguardaba no se muy bien a qué. Se intuía que le habían pegado en la pintura de la vida más que en la zona. Hable con el y nos sacamos una foto que corona este post. Me quedé la duda de si le pudo la impresión de que alguien le conociera cuatro décadas después o si en el fondo le haría ilusión.

Pero era mi héroe infantil. Y no podía dejar pasar la ocasión. Y arrancarle la foto que cerrase esta historia. La de un niño que tenía sueños. Aunque estos acabasen en San Francisco

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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