ACRONIMOS

Los únicos espías que conocíamos cuando éramos niños eran los de Modelo y Filemón. La T.I.A., en la que trabajaban, era el acrónimo de técnicos de investigacion aeroterraquea, y A.B.U.E.L.A, que eran los malos, tenía también un significado del que no me acuerdo.

Los acrónimos dotaban de materialidad a la palabra. E.G.B. B.U.P. y P.R.E.U. enhebraban el recorrido educativo de la sociedad. de O.V.N.Is hablaba Jimenez del Oso, con pinta de brujo esotérico, y el maestro Krahe, lapido con ironía la renuncia de Felipe Gonzalez con la O.T.A.N.

Incluso los grupos terroristas patrios tiraban de acrónimos, al contrario de los sudamericanos que eran más estilo eslogan guerrillero como Sendero Luminoso o Alfaro vive carajo. Aquí eran los G.R.A.P.O de Silva Sande y Laureano Ortega, que aparecían con caras famélicas, en los carteles de Se Busca cuando ibas a sacar el carnet, la innombrable E.T.A. y su contrarrevolución de los G.A.L.

La mayor parte de la grey desconocía su significado pero los pronunciaba ufano. Y ni puta falta hacia ya que todo quisque sabia lo que significaban. Se hablaba de U.G.T, C.C.O.O (en Gernika tenía sede que se especializó en gaseosa con una burbuja que arrasaba los glóbulos rojos) y se sabía que eran sindicatos, U.C.D., P.N.V y E.A. partidos políticos, E.E.U.U., el lugar de donde procedían los pantalones levis etiqueta roja y las Nike por las que salibábamos, y la U.R.S.S., ese lugar pérfido del que no se podía salir, salvo si jugaba a baloncesto y te traía el Forum Filatélico de Gonzalo Gonzalo o Ramón Mendoza.

Viene todo esto a que este país se está despeñando por el barranco también en el tema del léxico porque hemos sido presas del anglicismo. Hemos sustituido los acrónimos de palabras castellanas por unos anglicismos vacuos (polite, cool, fashion, flow, looser, banner, ,) que se pronuncian como un mantra (martillo pilón) sin que se conozca lo que significan.

Aquellos que huimos del anglicismo somos expulsados de la modernidad como Cristo hizo con los mercaderes en el templo. Somos parias de la tierra, apestados. Tan descatalogados como el acronimo R.E.M. que, aunque ahora cueste creerlo, algunos echaron cuatro cursos cursando un engendro llamado Reforma de la Enseñanza Media, que terminó teniendo menos futuro que el esperanto como lengua vehicular.