CARTA A JAIME URRUTIA

Siempre me ha atraído el talento, sobre todo el de los contadores de historias. Por eso, lo que llamo mi atención cuando de adolescente conocí tu música es como, frisando los veinte añitos, fueras capaz de conjugar el idioma castellano con el poderío y la sapiencia que destilan canciones como "Más Dura será la caída" o "Golpes". Y qué decir de ese canto a la somestesia en una pareja que supone la insuperable "El arte de amar".

 Aclararte antes de nada que no tengo ni puta idea de música. Y no me hace falta, añado, si de lo que se trata es de dejarse atrapar por la grandeza de tu creación. En este sendero de aprendizaje, he de reconocer que me es más cómodo dejarme guiar por los vericuetos de la primera etapa de Gabinete, la anterior al "Que Dios reparta suerte". 

Probablemente, será porque este periodo emana una frescura natural. De aquella que te brota sintiéndote libre de convencionalismos e imposturas. Navegando en la cara A de la vida, cuando tu motor es la rebeldía y el timón la ilusión no mancillada . Y porque no decirlo, esa bendita ingenuidad de que vas a ser capaz de cambiar el mundo, que acostumbra a durar hasta que el primer asaltacunetas te termina robando la cartera y con ella, te desvirga la malicia.

Curiosamente, esa misma rebeldía se vuelve a atisbar en el "Patente de Corso" (2002), tu primera obra en solitario. Un verdadero compendio de historias de soñadores que se valen de la fábula para tratar de dar sentido a su indecorosa existencia. O mejor dicho, de solitarios perdedores, ese looser al que tanto te ha gustado siempre loar en tus canciones, que siguen guardando en su hatillo esa esperanza de que, por fin esta vez, van a tomar del mazo de naipes, una carta ganadora. 

‎ Y sobre todas , el "Completamente Feliz", que siempre me ha parecido la canción más triste que nunca haya escuchado. Ya que, a excepción de ese instante, mágico y radiante, nuestro protagonista no volverá a sentirse en plenitud consigo mismo..

 Tras superar la gran prueba de fuego que supone el conocer personalmente a alguien que has admirado, puedo concluir que, en general, el reto ha merecido la pena. Mencionar que aquello que me ha atraído sobremanera de la familia Urrutia, son vuestros valores personales. Me barrunto que inoculados por Don Julio, tirando de carga de tradicionalismo carlista, y por esa madre, tan importante para ti, a quien le dedicaste esa oda familiar que es "Amor de Madre". 

 Aunque nunca lo has confesado, me imagino que esos mismos valores te servirían de asidero en aquellos años ochenta, en donde todo lo que quedaba al alcance de vuestra mano estaba por de testar y eso fue demasiado reto para algunos que se quedaron en el camino indigestados tras tanto tiempo de sequía. 

 Lo que si me he dado cuenta es que eres un gran tímido. Probablemente, aquello germinaría durante aquellos años de famoseo, como un cultivo auto defensivo contra los entrometidos. Suele ser moneda común en futbolistas, toreros, y otros muchos a quiemes la precocidad del triunfo os ha robado la juventud y la posibilidad de que equivocaros en público. En la mayoría de casos, termina por brotar una armadura interior de la que ya no te liberas para los restos.

 En tu caso, en las distancias cortas no puedes evitar mostrar que, debajo de la armadura, late un corazón XXL. A las pruebas me remito, por una parte, admiro el cordón umbilical que te une con "Pakiki" o la humanidad que derrochas en la siempre difícil tarea que hemos de abordar aquellos padres incompetentes entre los que me incluyo.

 En este mundo del modismo y el postureo, donde solo hay ya lugar para lo efímero, todo ha de ser etiquetado. Las etiquetas que a ti te cayeron fueron, la reivindicación de facherio, tan propia de rebeldía juvenil como inocua, el rock torero, y el sambenito de superviviente de la movida, que equivale hogaño a aquel cartel de "especie en extinción" que clavaba el ICONA en las cárcavas de los espacios protegidos. 

 Con la confianza que nos tenemos te voy a enjaretar otros dos. Fiel a ti mismo, aunque el establishment te lo haya hecho penar escondiéndote en las catacumbas de tus fieles, que nunca te abandonamos, y digno sin ambages cuando, al dar la vuelta al vinilo, y comenzar a sonar la cara B de la andadura del artista, lo más cómodo hubiese sido el tomar alguna de las gateras de las muchas que te han ofrecido.

 Nos vemos en breve en el Chorron, maestro.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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