GRUPETO

Vamos a acelerar el diapasón de uno de los dias más aburridos del año, hablando de unos especimenes propios de la fauna navideña, el Grupeto.

Por Grupeto viene a definirse la reunión de ejemplares masculinos, de una edad entre 35 y 55 años, que salen en cuadrilla en épocas navideñas (aunque no sólo en estas) a reverdecer viejos laureles. Al más puro estilo del Volverán banderas victoriosas de la parte de la letra del Cara al Sol que escribió el bueno de Ridruejo (del Burgo de Osma).

Se hacen notar desde que salen de mañana al poteo previo a la comida. Porque si algo tiene de bueno el vasco de pro es que toda celebración que se precie discurre en torno a una mesa plagada de víveres. Intuyes su llegada porque tienen fortaleza y aspecto de una manada de ñus africanos en plena batida.

Arracimados en torno al grupo, se nota que se han vestido para la ocasión. Camisetas de manga corta aunque el frío les saque la carne de gallina, looks perfectamente desaliñados, que olvidan lo mal que envejece la bohemia. Y no faltan las chaquetas de cuero que se estilaban cuando el cuero marcaba tendencia (hace veinte años cuando ellos salían). Siempre presente la efusión de testosterona, que para eso gastan cromosomas sexuales XY.

Salen ufanos, felices pensando que recuperan la juventud en la quedada. Da igual que estén fofos, calvos, separados o arruinados, ese es su día y nadie se lo va a joder. En todos siempre hay uno que fue guapo y piensa que aún lo sigue siendo. Es raro cuando en toda casa hay por lo menos un espejo que sirve para reflejar el decaimiento de tu imagen.

Curiosamente, este poderío matinal va menguando en la medida en la que pasa el día y de forma inversamente proporcional a la ingesta de alcohol. En la psiquis masculina, el atraer al sexo contrario constituye el agrimensor perfecto de la superficie del éxito. Y como no hay fémina que, a pesar de la inmensa tabarra que le han dado a la camarera del restaurante, se haya dado por aludida, sienten el vértigo propio de aquel que se anticipa perdedor.

Así que, con el grupeto desperdigado entre los que han sabido volver al calor del hogar y los que han tirado de pragmatismo para tomar la gatera que les lleva al puticlub del barrio, sólo quedan el guapo y un colega que, a esas alturas, sólo responde con monosílabos de la curda que lleva. Es el momento, madrugada entrante, en el que deciden jugarse el todo por el todo. No son conscientes que perdieron la partida hace ya un puñado de años.

Así que embisten, medio beodos, a un grupo de tías que tienen esa la suerte de estar en el lugar inadecuado a la hora inadecuada. Sus esfuerzos por no afrontar su ruina vital llegan hasta la orilla cuando las tipas huyen despavoridas a la segunda vez que intentan sobarles el muslo.

Como todo el mundo tiene algo que callar, el día siguiente nadie habla de lo ocurrido. Hay que dejar que pase el tiempo. Hasta que lleguen fiestas de Bilbao y salgan con pañuelo y niky con cuellos subidos. De nuevo en la calle, de nuevo fracaso

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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